Inteligencia Social, de Daniel Goleman: Introducción

Inteligencia Social, de Daniel Goleman. Notas Sobre el Libro, Introducción

La Ciencia Para las Relaciones Humanas

Notas sobre el Libro de Daniel Goleman.

Entrega 1 de 6.

Tiempo de lectura: 7 minutos.

En la actualidad se sabe que el cerebro dirige el comportamiento social y humano y a su vez nuestro mundo social influye en nuestro cerebro y en nuestra biología.

Siendo las relaciones humanas una parte fundamental en la psicología positiva para aumentar nuestro bienestar y sentimiento de felicidad subjetiva, con un peso que influye a lo largo de nuestras vidas muy importante y con los estudios actuales que demuestran que la soledad es más tóxica aún que un paquete de cigarrillos al día, aunque también está demostrado que una relación tóxica, cargada de emociones negativas recurrentes disminuye años a la vida de la persona que las sufre por lo que siempre será mejor eliminarlas.

Agrego esta serie de 6 post, desde el 12 de marzo hasta el 16 de abril, sobre este libro en donde nos habla de todos los conceptos que influyen para entenderlas y hacerlas más satisfactorias. El Dr. Goleman es mundialmente conocido por haber descrito y acuñado el concepto de la Inteligencia Emocional, otro libro famoso de él es Focus, en donde destaca la importancia de dominar el arte de la atención sostenida para el desarrollo del área cognitiva, las relaciones humanas y la empatía, así como para poder tomar decisiones de vida óptimas.

Se ha aprendido a través de imágenes de resonancia magnética, que el cerebro social es una suma de mecanismos nerviosos que instrumentan nuestras interacciones, nuestros pensamientos y sentimientos sobre las demás personas.

La novedad es que ese cerebro social representa el único sistema biológico en nuestro cuerpo que continuamente nos sintoniza con las personas con quienes estamos y que a su vez se deja influir por el estado interno de esas personas y participan incluso el modelado de nuestro cerebro por medio de la neuroplasticidad, lo que significa que experiencias repetidas esculpen la forma, el tamaño y la cantidad de neuronas y sus conexiones sinápticas.

Nuestras relaciones clave pueden modelar ciertos circuitos neurológicos, ser enojado o lastimado constantemente o nutrido emocionalmente por alguien con quien pasamos mucho tiempo todos los días a lo largo de los años puede modelar nuestros cerebros.

Así la manera en que nos relacionamos con otros tiene una importancia anteriormente, inimaginable.

Actuar con Sabiduría

Podemos pensar que la inteligencia social es un término abreviado para describir cuando somos inteligentes en nuestras relaciones humanas. Expandiendo el interés no a lo personal sino a la relación entre personas cuando interactúan.

Esta visión más amplia, lleva a considerar dentro del alcance de la inteligencia social las capacidades que enriquecen las relaciones personales tales como la empatía y la preocupación.

La respuesta social del cerebro exige que seamos sabios, que nos demos cuenta de que ya no sólo nuestro estado de ánimo y nuestra biología misma es dirigida y moldeada por las otras personas que están en nuestras vidas y a su vez que vigilemos como afectamos las emociones y la biología de las otras personas.

Las implicaciones van más allá de un pasajero interés teórico, implican reevaluar nuestras vidas.

El cerebro cuenta con sorprendente facilidad para conectarse con otros cerebros esparciendo nuestras emociones como un virus.

Parte I

Diseñados para Conectarse

Nos pescamos emociones fuertes, como la ira de otros, como un retrovirus que sería como el equivalente emocional a un resfrío. Toda interacción tiene un contexto emocional, podemos hacernos sentir un poco mejor los unos a los otros. Esas interacciones equivalen a una economía emocional con pérdidas y ganancias que experimentamos con una persona o conversación determinada.

Al fin del día el balance neto de sentimientos que hemos intercambiado en gran medida determina qué tipo de día -bueno o malo- sentimos que hemos tenido. En ese intercambio clandestino, las emociones pasan de persona a persona desde fuera hacia adentro y es de desear que sea para bien.

Como fumador pasivo, la filtración de emociones puede hacer de un espectador la víctima inocente del estado tóxico de otra persona, se manifiesta físicamente en la amígdala, en el sistema límbico al centro del cerebro. De toda la gama de sentimientos el miedo es el que despierta más poderosamente a la amígdala. Cuando la alarma lo impulsa un amplio sistema de circuitos aunada a grupos clave del cerebro guiando pensamientos, atención y percepción hacia lo que ha invocado el miedo.

El Camino Bajo: Central de Contagio

La amígdala en la zona central del cerebro, extrae el significado emocional de los mensajes no verbales, ya sea un entrecejo fruncido, un súbito cambio de postura, una alteración en el tono de voz, incluso microsegundos antes de que sepamos lo que estamos mirando, preparando una reacción emocional en nosotros y en el mecanismo clave para contagiarnos un sentimiento de la otra persona.

Dar y recibir sentimientos acompañan a cualquier encuentro humano que tengamos sin importar el asunto concreto que nos ocupe. Ese contagio emocional ejemplifica lo que se puede llamar El Camino Bajo del cerebro en funcionamiento, es un sistema de circuitos neuronales que funciona debajo de nuestra conciencia, automáticamente, sin esfuerzo y a una gran velocidad.

El Camino Alto por el contrario pasa por sistemas nerviosos que trabajan más metódicamente y pasó a paso, con un esfuerzo deliberado. Podemos ver el camino bajo como húmedo, destilando emoción y el camino alto como seco y fríamente racional. El camino bajo nos permite sentir algo en relación con otra persona, el camino alto, nos permite pensar sobre lo que sentimos.

Una emoción puede pasar de una persona a otra en silencio sin que nadie se dé cuenta conscientemente, porque el sistema de circuitos de ese contagio está en el camino bajo.

Impulsores del Estado de Animo

Nuestro mundo puede llenarse de disparadores de ánimo, desde una suave música en el elevador hasta el tono amargo de alguien. De hecho, cada vez que vemos la fotografía de alguien que transmite una emoción fuerte como tristeza, desagrado o alegría, nuestros músculos faciales comienzan a rellenar la expresión facial del otro. Una sonrisa se imita con una leve expresión faciales y tiene una consecuencia biológica.

Emociones Contagiosas

La pantalla del cine transmite las emociones como si fuera la realidad, ese poder del cine responde con los mismos circuitos. El cerebro hace poca distinción entre las realidades virtuales y las reales. Cuanto más único y asombroso es un hecho, más atención despliega el cerebro. Dos factores que amplifican la respuesta del cerebro a una realidad virtual son el volumen preceptúales y los momentos emocionalmente fuertes como los gritos o el llanto.

Los estados de ánimo son tan contagiosos que podemos captarlos de una sonrisa o de un ceño. Reprimir las emociones paga un precio fisiológico como puede ser alta presión arterial, reflejo del esfuerzo emocional. La franqueza es la respuesta natural del cerebro, el cableado nervioso transmite el más mínimo estado de ánimo a los músculos del rostro La exhibición de emoción es automática e inconsciente, por lo que su reprensión exige un esfuerzo consciente.

La falta de sinceridad es detectada con el trabajo conjunto del camino bajo y el camino alto y está especializado para detectar desconfianza, que es diferente de la empatía y la atracción. La teoría de la evolución sostiene que nuestra habilidad para recelar ha sido esencial para la supervivencia humana como nuestra capacidad de confiar y cooperar.

La amígdala escudriña automáticamente y compulsivamente a todos aquellos con los que nos encontramos para saber si podemos confiar en ellos. ¿Es seguro acercarme? ¿Puedo contar con él o no? Los expertos en emoción leen la mirada de una persona, se dice que miramos al suelo con la tristeza, lateralmente con el desagrado y hacia lo lejos cuando nos sentimos culpables o avergonzados.

Mentir exige un esfuerzo especial y tiempo. Las palabras pueden delatar una mentira, pero la mayor parte de las veces será la discrepancia entre la expresión facial y las palabras, los músculos faciales son controlados por el camino bajo.

Amor, Poder y Empatía

En el fluir interpersonal de las emociones el poder importa, en las parejas, por ejemplo, cada miembro negocia que poder tendrá en cada dominio, por ejemplo, alguien en las finanzas, la casa o en lo social. La empatía es percibir las emociones del otro y parece ser tanto fisiológica como mental y se construye al compartir el estado interior de otra persona. En ese estado se comparte el estado fisiológico de la persona con la que se está sintonizado. Las emociones que atrapamos tienen consecuencias y eso nos da razón para alterarlas en beneficio mutuo.

La Receta Para la Afinidad

La afinidad existe solo entre personas, la reconocemos cuando la relación es agradable, comprometida y fluida. Las personas afines suelen ser creativas y más eficientes en la toma de decisiones, aparece un sentido de amistad en la que cada persona siente la calidez, la comprensión y la sinceridad de la otra persona e incluye tres elementos:

  1. Atención mutua. Ingrediente esencial.
  2. Sentimientos positivos compartidos.
  3. Duelo no verbal bien coordinado.

Mirarse a los ojos abre un camino para la empatía. Los buenos sentimientos se transmitirán a través del tono de voz y la expresión facial.

La coordinación o sincronía es el tercer elemento. Nos coordinamos con mayor fuerza vía sutiles canales no verbales como son el ritmo de una conversación y nuestros movimientos corporales. Los que tienen afinidad se ven animados y expresan sus emociones libremente. Cuando falta la coordinación una conversación será incomoda, con respuestas a destiempo o pausas embarazosas.

La Sincronía

Cuando dos personas sincronizan inconscientes sus movimientos y ademanes durante sus interacciones hará que se sientan más positivos el uno con respecto al otro. Esta tranquila armonización tiende a continuar durante los momentos difíciles como las pausas largas, las interrupciones y el hablar simultáneamente.

La sincronía puede ser un placer vivirla y un grado máximo de sincronía es la ola en un estadio de futbol.

Cuanta más sincronía, más parecidas serán las emociones que sienten ambas partes, entrar en sincronía crea un ajuste emocional.

Cualquier conversación exige que el cerebro haga cálculos extremadamente complejos para mantenernos en sincronía y de esa sincronía surge la afinidad.

La Protoconversación

Las conversaciones no verbales entre un bebe y su madre se llaman protoconversaciones y son la comunicación en su estado más básico, representa la primera lección a un bebe de cómo interactuar.

Wi-Fi Neurológico

Cuando dos personas interactúan cara a cara el contagio se transmite por múltiples circuitos nerviosos que operan en paralelo. Estos sistemas para el contagio emocional se mueven a toda la gama de sentimientos, desde la ansiedad a la alegría. La Sincronía funciona mejor cuando es espontánea. Compenetrarse permite que los sentimientos, los pensamientos y las acciones se sincronicen.

Espejos Neurológicos

Las neuronas espejo, células especializadas, hacen eso exactamente, reflejan una acción que observamos en otra persona, haciéndonos imitar esa acción y tener el impulso de hacerlo, haz lo que él hace como reflejo o como dice una canción «cuando sonríes todo mundo sonríe contigo». Simular un acto es lo mismo que hacerlo. Solo que la ejecución real está bloqueada.

Sentimos al otro en el sentido más amplio de la palabra: sus sentimientos, sus movimientos, sensaciones, cuando actúan dentro de nosotros. La habilidad social depende de las neuronas espejo, asimismo parecen ser esenciales en el aprendizaje de los niños, imitando lo que hacen otras personas crean una sensibilidad compartida, llevando de afuera a dentro de nosotros, para comprender a otro, nos convertimos en el otro, un poco al menos.

Los sistemas de las neuronas espejo nos permiten comprender las mentes de otros sin razonamiento conceptual, sino mediante estimulación directa, sintiendo no pensando, creando una inmediatez, un sentido de compartir el momento, los neurocientíficos la llaman la «resonancia empática» un enlace cerebro a cerebro que forma un circuito de dos personas vía el camino bajo. En tales momentos resonamos con su experiencia y ellos con la nuestra.

La Ventaja del Rostro Feliz

Las sonrisas de placer genuino o diversión espontánea, son las que probablemente despierten otra sonrisa a cambio, esa acción señala el trabajo de las neuronas espejo dedicadas a detectar sonrisas y a disparar las nuestras a cambio…

Las sonrisas tienen una ventaja por encima de todas las otras expresiones emocionales: el cerebro humano prefiere rostros felices, los reconoce más prestamente que expresiones negativas, es conocido como la ventaja del rostro feliz. Existe también el mecanismo de transferir no sólo sentimientos sino también pensamientos que puedan llevar a personas a pensar, hacer o decir virtualmente lo mismo en el mismo momento.

Cuando conocemos bien a alguien o experimentamos una fuerte afinidad, las condiciones son casi óptimas para una confluencia de nuestros pensamientos, sentimientos, percepciones y recuerdos interiores. Estamos en lo que equivale a una fusión mental, en la que tendemos a percibir, pensar y sentir de la misma manera que la otra persona.

Cuando se habla de grupos o multitudes también es posible unificar a los individuos para convertirlos a que estén dominados por «una única pasión» que todos comparten, una emoción en común que lleva a la acción unida «un contagio colectivo”. En ausencia de una jerarquía de poder, la persona con el rostro más expresivo emocionalmente será quien fije el tono a compartir.

Leer la segunda entrega “Inteligencia Social: El Instinto de Altruismo”.


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