Dictadura de la Mayoría

SÁBADO 29 DE MARZO 2025

BY PEDRO MOSIÑO DIAZ

La definición de democracia como una red distribuida con mecanismos de autocorrección sólidos, contrasta con la idea errónea común que equipara la democracia sólo con elecciones.

Las elecciones son parte fundamental de la democracia pero no son la democracia, en ausencia de los mecanismos de autocorrección adicionales, las elecciones pueden acompañarse con facilidad a unas elecciones completamente libres y justas, por sí solas, no garantizan la democracia, porque democracia no es lo mismo que dictadura de la mayoría. La democracia por definición es un sistema que pone límites claros al poder del centro.

Es habitual que para socavar la democracia, los tiranos hombres fuertes como Vladimir Putin o Benjamín Netanyahu demuestran cómo un hombre fuerte se sirve de la democracia para acceder al poder y puede utilizar ese mismo poder para socavar la democracia, ataquen uno a uno sus sistemas de autocorrección; A menudo comenzando por los tribunales y los medios de comunicación. El típico hombre fuerte o bien priva a los tribunales de sus poderes o los llena de gente de su confianza e intentan acabar con los medios de comunicación independientes mientras construyen su propia  omnipresente maquinaria de propaganda. En esta fase, después de desmantelar toda posible oposición que pretenda controlarla al gobierno puede manipular las elecciones a voluntad, por ejemplo, encarcelando a líderes opositores populares, impidiendo que partidos de oposición participen en elecciones o privando el derecho al voto a los ciudadanos.

Sin embargo, la democracia no significa un gobierno de la mayoría, más bien, significa la igualdad y equidad para todos que ni siquiera la mayoría quiere requisar.

En la democracia hay dos costos de derechos protegidos del control de la mayoría. Una contiene los “Derechos Humanos», como el derecho a la vida, el derecho al trabajo, el derecho a la privacidad, el derecho al movimiento y la libertad de religión.

Estos derechos consagran la naturaleza descentralizada de la democracia y se aseguran de que mientras la gente no le haga daño a nadie, puede vivir su vida como mejor le plazca.

La segunda cesta fundamental los tiene los derechos civiles; Son las normas básicas del juego democrático, las que consagran los mecanismos de autocorrección, un ejemplo claro es el derecho al voto, otros derechos civiles incluyen la libertad de prensa, la libertad académica y la libertad de reunión, que permiten que los medios de comunicación independientes como las universidades y los movimientos de oposición cuestionen al gobierno.

Estos son los derechos clave que los hombres fuertes pretenden violar, si una minoría escasa pudiera cambiar unilateralmente los derechos civiles, podrían amañar con facilidad las elecciones y librarse de cualquier tipo de control sobre su poder. No basta que un gobierno democrático se abstenga de infringir los derechos humanos y civiles. Ha de  emprender acciones para garantizarlos. Por ejemplo, el derecho a la vida impone un gobierno democrático para proteger a la población de la violencia criminal.

Si un gobierno no mata a nadie pero tampoco trabaja para evitar la muerte violenta de los ciudadanos, no podemos hablar de democracia, sino de anarquía.

La Gente Frente a la Verdad

¿Quién determinó que el derecho a la religión es un derecho humano básico?, ¿Debería definirse el acceso a internet como un derecho civil?, ¿Qué hay de los derechos de los animales? y ¿De los derechos de la IA?.

No podemos resolver aquí esas cuestiones, tanto los derechos humanos como los derechos civiles son convenciones intersubjetivas que los humanos más que descubrir inventamos y están determinados por contingencias históricas y no por una razón universal.

Al menos desde el punto de vista de la información, lo que define como un sistema democrático  es solo que su centro no posea una autoridad ilimitada y que el sistema cuente con mecanismos sólidos para corregir los errores del centro. Las redes democráticas asumen que todos somos falibles y esto incluye a los ganadores de elecciones y a la mayoría de los votantes.

Las elecciones no son un mecanismo para descubrir la verdad, en realidad desde el punto de vista de los flujos de información, lo que define a una democracia es que cuente con una autoridad ilimitada y que el sistema cuente con mecanismos para corregir los errores del centro.

Las redes democráticas asumen que todos somos falibles y esto incluye incluso a los ganadores de elecciones y a la mayoría de los votantes y no a un número limitado de expertos.

Pero la única opción que no debería ofrecerse en unas elecciones, es esconder la verdad.

Permitir que el gobierno busque la verdad es como encargar al zorro que vigile el gallinero.

Para descubrir la verdad conviene basarse en otros dos métodos, en primer lugar, los medios de comunicación, las instituciones académicas y el poder judicial tienen sus propios mecanismos de autocorrección y el  poder  para luchar contra la corrupción, corregir los prejuicios y el poder judicial, tienen sus propios mecanismos de autocorrección, corregir prejuicios y denunciar el error. En La academia, la autocorrección supervisada por pares ejercen un control más fiable de los errores que la supervisión por parte de los funcionarios gubernamentales, porque la promoción académica suele depender de la detección de equivocaciones pasadas y del hallazgo de datos desconocidos. En el poder judicial un juez que acepta sobornos puede ser juzgado igual que cualquier ciudadano.

En segundo lugar, la existencia de varias instituciones independientes que buscan la verdad por vías diferentes permite que dichas instituciones recontrolen y corrijan entre sí los medios o los tribunales que adolecen de prejuicios racistas sistemáticos es la tarea de sociólogos, historiadores y filósofos denunciar estos prejuicios. Ninguno de estos mecanismos está libre de fallos, pero no hay institución humana que no lo esté, desde luego el gobierno no lo está.

El Ataque Populista

Si todo esto parece complicado es porque la democracia debe ser complicada. La simplicidad es una característica propia de las redes de información dictatoriales, en las que el centro lo dicta todo y todos obedecen el silencio. Es fácil seguir el monólogo dictatorial, en contraste la democracia es una conversación con numerosos participantes en los que muchos hablan al mismo tiempo.

Puede ser difícil seguir una conversación de ese tipo.

Las instituciones democráticas más importantes tienden a ser mastodontes burocráticos. Mientras siguen con  avidez los dramas biológicos de la corte, de príncipes y del palacio presidencial, los ciudadanos suelen encontrar dificultades para entender cómo funcionan los parlamentos, los tribunales, los periódicos y las universidades. Esto contribuye a que los hombres fuertes orquesten ataques populistas contra las instituciones, que desmantelen los mecanismos de autocorrección y concentra en todo el poder en sus manos.

El término populismo deriva del latín  populos “ el pueblo” en democracia se considera que el pueblo es la única fuente de autoridad política. Solo los representantes del pueblo deben tener poder político y autoridad para declarar guerras, aprobar leyes y recaudar impuestos. 

En una corte de alquimia política , el populismo consigue que la búsqueda totalitaria del poder ilimitado derive de un principio democrático aparentemente impecable, ¿Cómo es posible?.

El gran hallazgo de los populistas  consiste en afirmar que en realidad solo ellos representan al pueblo y pueden acaparar el poder político. Que otro partido que no sea el de los populistas gane las elecciones no significa que este haya ganado la confianza del pueblo y tenga derecho a formar gobierno. Más bien significa que sean amañados de elecciones o se ha engañado a la gente para que vote de una manera que no exprese su voluntad real. 

¿Cómo podemos decir si alguien forma parte del pueblo?, fácil: se apoya al líder forma parte del pueblo. Esta es la característica definitoria del populismo, un populista se define como tal cuando afirma representar al pueblo y considera que cualquiera que no esté de acuerdo con ellos ha amañado las elecciones. de un modo similar los populistas pueden creer que los enemigos del pueblo han engañado a la gente para que vote en contra de su voluntad que solo los populistas representan y son más bien un cuerpo místico unificado con una única voluntad: la voluntad del pueblo y los disidentes pertenecen a un grupo de traidores extranjeros como en la Alemania nazi, judíos, comunistas, liberales y no al pueblo. 

Los populistas insisten en que el pueblo pueda contener diversidad de opiniones y de grupos de interés. Insisten en que el pueblo real solo tiene una voluntad y que solo ellos representan y sus rivales políticos son élites extrañas.  ¿Cómo definir al populismo? fácil: se apoyan al líder forman parte del pueblo y si es característica definitoria del populismo un populista se define como tal cuando afirma representar al pueblo y considera que cualquiera que no esté de acuerdo con él ya sea de burócratas estatales, de grupos minoritarios o incluso de la mayoría de los votantes o es víctima de falsa conciencia o realmente no forma parte del pueblo. 

Esta es la razón por la que el populismo es una amenaza letal para la democracia. Aunque coincide con esta en que el pueblo es la única fuente legítima de poder, la democracia se basa en entender que el pueblo no es una entidad unitaria y que por lo tanto no puede tener una voluntad única. La democracia es una conversación entre una mayoría que da por sentada varias voces legítimas, por lo tanto por más  que declare fidelidad al principio democrático de “El poder del pueblo” el populismo vacía la democracia de significado y busca establecer una dictadura. Que no solo es la única fuente legítima de autoridad política, sino la y sino autoridad y tomando el control de las instituciones tales como los medios de comunicación, los tribunales y las universidades.  Al llevar al extremo el principio democrático de “El Poder del Pueblo” los populistas se vuelven totalitarios. 

En una democracia los medios de comunicación, todos ellos independientes, son mecanismos de autocorrección necesarios que protegen la verdad incluso de la voluntad de la mayoría. En la imaginación de los populistas los tribunales no se preocupan de verdad por la justicia, sino más bien solo protegen los privilegios de los jueces y solo pretenden acaparar poder, piensan que a los medios no les preocupan los hechos, difunden noticias falsas para engañar al pueblo y favorecen a los periodistas y a los camarillas que financian, según ellos ni las instituciones científicas están comprometidas con la verdad. 

Biólogos, climatólogos, epidemiólogos, economistas, historiadores y matemáticos son solo grupos de presión que se llenan los bolsillos a expensas del pueblo. 

En conjunto, se trata de una visión de la humanidad bastante sórdida, aunque hay dos cosas que la hacen atractiva para muchos. La primera es que puesto que reduce toda interacción a una lucha por el poder simplifica la realidad y hace que acontece como guerras, las crisis económicas y los desastres naturales sean fáciles de entender, todo lo que ocurre incluso la pandemia tiene que ver con las élites que persiguen el poder. La segunda es que no siempre se equivoca y es por esto que toda institución humana es falible y que padece ciertos niveles de corrupción como los jueces, los periodistas, las disciplinas académicas están plagadas de nepotismo y prejuicios. 

Estas son las razones por las que toda institución necesita mecanismos de autocorrección y esto de ninguna forma lo aceptan los populistas.  Que les ofrece una base ideológica sobre la que  convierten a dictadores mientras fingen ser demócratas y aún los funcionarios encargados de velar por el correcto desarrollo de las elecciones y de hacer público los resultados pueden formar parte de una conspiración perversa.

También ellos han de ser sustituidos por la gente de confianza del hombre fuerte. 

En una democracia que funciona, los ciudadanos confían en los resultados de las, las decisiones de los tribunales, las noticias de los medios de comunicación y los descubrimientos de las disciplinas científicas porque creen que esas disciplinas científicas están comprometidas con la verdad. Una vez que cree que el poder es la única realidad, el pueblo pierde la confianza en todas esas instituciones, la democracia se derrumba y los hombres fuertes pueden hacerse de todo el poder.

Cuando la confianza en instituciones democráticas como las juntas electorales y los medios de comunicación es particularmente baja, un incremento en la mitología se convierte en la única vía para mantener el orden. 


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