China como Potencia Mundial

        China como Potencia Mundial    

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    En 2012 Xi Jinping llegó al poder y se eligió la nueva administración de gobierno del gigante asiático.  Siguiendo la secuencia establecida primero se renombró el Politburó, luego los ministerios y viceministros y por último se ocuparon los principales cargos subordinados. A continuación, se empezaron a establecer los nuevos planes y objetivos. Como ocurre la mayoría de las veces cuando llegan nuevos líderes al poder, la nueva etapa estuvo marcada por un gran entusiasmo, entre los cambios que estaban por venir. Se lanzó una purga de la corrupción y se aprobaron nuevas reformas basadas en el mercado. Tuve la suerte de participar en algunas reuniones que organizó el gobierno, celebrada a manera de tormentas de ideas, con la participación de personas con perspectivas diferentes y con el denominador común de las ganas de aportar, la franqueza a la hora de abordar los temas, asi como la amplitud de miras a la hora de fijar prioridades y objetivos y la inteligencia de los invitados. Desde entonces he seguido de cerca la situación financiera y económica de China.

He tenido numerosas conversaciones con los principales responsables de la formulación de políticas económicas, sobre todo en torno a asuntos como el crecimiento excesivo de la deuda, desarrollo y gestión del sistema de la banca en la sombra, las vulnerabilidades del sistema financiero o las disputas comerciales con Estados Unidos. Siempre trato de ver las cosas desde su punto de perspectiva y pensar que haría yo si estuviera en su lugar. Por último hablo con ellos como un médico que discute una enfermedad o una operación con un colega. Es decir, con la misma franqueza con lo que hablo contigo en este libro. Cómo es probable que sepas creo que todo funciona como una máquina. Con relaciones de causa/efecto universales y atemporales. Los líderes chinos también lo ven así por lo que casi siempre llegamos a conclusiones similares.

    A lo largo de los años, la administración de Xi Jinping ha aplicado políticas agresivas para reformar y abrir los mercados y la economía, como gestionar el crecimiento de la deuda, administrar de forma más flexible la moneda, apoyar el espíritu empresarial y la toma de decisiones orientada a los procesos de mercado; en especial en industrias en las que China quiere ser líder mundial, establecer normativas sensatas dirigidas por entes y reguladores bien desarrollados, desarrollar nuevas capacidades en tecnologías e industrias de futuro, ampliar los beneficios económicos a las personas y regiones más rezagadas y controlar la contaminación y la degradación ambiental . Sin embargo mucha gente no lo ve de esa manera, yo sospecho que se debe a) que las reformas vienen mientras que otros controles se están endureciendo b) las condiciones de las pequeñas y medianas empresas, por ejemplo, el acceso a crédito, son peores que las de las empresas más grandes, sobre todo las públicas c) el gobierno dirige la economía de arriba a abajo esperando a veces que los bancos y las empresas otorguen préstamos antieconómicos, al entender que de esta forma se hace lo que es mejor para el país en su conjunto d) las empresas deben coordinarse y ajustarse de acuerdo con los objetivos nacionales que fija el gobierno f) no se permite que algunas empresas extranjeras operen en los mismos términos que las chinas y g) la coordinación de la política fiscal y monetaria en relación con la economía es mucho más intensa que en los principales países con moneda de reserva.

El presidente Xi Jinping ha dicho que a) quiere reducir el papel del gobierno en la fijación de precios y la asignación de recursos, desarrollar mejor los mercados de capital y estimular el espíritu empresarial y,al mismo tiempo, aspira a b) dirigir fuertemente la macroeconomía y regular los mercados y otros aspectos de la vida económica para que obedezcan a los objetivos que él y el Partido Comunista consideran apropiados para la mayoría de los chinos. En otras palabras lo que define es una mezcla de capitalismo y comunismo marxista. Para quienes no estamos acostumbrados a ver qué capitalismo y comunismo van de la mano esto es comprensiblemente confuso pero ___si observamos la realidad más de cerca y hablamos con los formuladores de esas políticas resultan evidentes que no perciben ese arreglo como una fórmula contradictoria, sino como la superación de incoherencias históricas (“la dialéctica” en palabras de Marx y en las de los propios líderes chinos). Para comprender las circunstancias y perspectivas chinas sugiero abandonar cualquier tipo de estereotipo por ejemplo, ideas sobre cómo gobiernan los comunistas en general y propongo aceptar que lo que están intentando es hacer malabarismos con dos sistemas aparentemente incompatibles. En su opinión el capitalismo permite elevar el nivel de vida de la mayoría de las personas pero no puede limitarse a servir al bienestar de los capitalistas. Tanto si uno piensa que este enfoque es bueno como si uno cree que es malo, lo cierto es que los resultados de la apuesta China han sido impresionantes, por lo que no debemos esperar cambios en su modelo y en su forma de pensar en aras de seguir un enfoque más propio de Estados Unidos y Occidente. Más bien deberíamos estudiar su arreglo, para ver qué podemos aprender de él de la misma manera que los chinos han aprendido de Occidente. Después de todo lo que tenemos en juego es una competencia de enfoques y visiones que deberíamos comprender mejor para salir bien parados. En lo que respecta a la política exterior China se ha vuelto más fuerte y contundente mientras Estados Unidos se ha erigido como una potencia más conflictiva.

Más específicamente, desde 2012 hasta el momento en que escribí este libro, los factores determinantes de poder de China han crecido, cosa que resulta cada vez más evidente y que cada vez se explica más abiertamente por ejemplo: el plan Made in China 2025 proclama explícitamente el objetivo de lograr el dominio de ciertas industrias en las que Estados Unidos a la fecha de hoy, es el gran productor de referencia mundial. En Estados Unidos esto ha provocado una fuerte reacción que se hizo mucho más evidente después de la elección en 2016 de Donald Trump como presidente.

        Trump aprovechó los sentimientos de aquellos que se han quedado atrás por la globalización y creen que China está compitiendo de manera desleal, robando puestos de trabajo. Apoyándose en esos sentimientos, desplegó un nuevo espíritu nacionalista y proteccionista. Pero no fue solamente Trump. También otros líderes moderados ven el auge Chino como una provocación y reaccionen con actitudes propias de una competencia salvaje, dejando atrás las sinergias y la cooperación de no hace tanto.    

Básicamente China no quiere verse contenida en su avance y Estados Unidos (y otros países) si quieren frenar su auge. Qué significa eso en términos geopolíticos? Como hemos visto los límites de los países han cambiado constantemente con el tiempo y a menudo están en disputa, puesto que en derecho internacional no vale nada en relación con el poder para resolver estas disputas. En 2009 China declaró ante Naciones Unidas que tiene “soberania indiscutible” sobre un área de los mares de China Oriental y meridional que incluya aguas costeras ubicadas al este de Vietnam al norte de Malasia y al oeste de Filipinas. En dicho espacio nos topamos con un montón de Islas que son relevantes para las rutas marítimas de transporte que China reivindica, a esto se suma la creencia de que en esas aguas hay reservas de petróleo pendientes de exploración y explotación. Imagino que China estaría encantada de dejar atrás su dependencia del petróleo importado del medio oriente. En el marco de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos cortó el acceso de Japón a ese tipo de recurso, de modo que la evidencia histórica está ahí. A esto hay que sumarle el cuello de botella que hoy enfrenta el Estrecho de Malaca como nodo vital para el transporte. Como resultado de esas ambiciones la percepción de China en el plano internacional ha cambiado.

        Se han desatado guerras comerciales y económicas que han derivado en guerras tecnológicas, geopolíticas o de capitales. Son conflictos relativamente leves en relación con lo que podría llegar a ocurrir, pero debemos vigilarlos de cerca. Si se llega a percibir una incoherencia entre el poder reconocido y el poder real se puede dar una escalada ofensiva. China ha seguido creciendo internamente y expandido sus inversiones y actividades comerciales más allá de sus fronteras. Ha invertido mucho en los países en vías de desarrollo sobre todo a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que se extiende a través de Asia central, comenzando por Kazajistán, Pakistán, Tayikistán y Afganistán llegando hasta Europa a través de la península arábiga y Asia del Sur que propician su mayor influencia y proyección hacia el mar Mediterráneo y África. Las cantidades invertidas y destinadas a estas inversiones son enormes y constituyen el programa más grande de ese tipo desde el plan Marshall. Esta es una buena demostración de que la riqueza=poder.    

Si bien estos movimientos han sido apreciados por los países que recibieron los beneficios en forma de nuevas carreteras, infraestructuras, recursos y comercio, también ha provocado resentimientos de los países receptores, que tienen problemas para devolver los préstamos y descubren que China ejerce una actitud de supervisión demasiado controladora. Estados Unidos también reacciona negativamente, porque esas afirmaciones de poder blando por parte de China han disminuido la influencia estadounidense en tales países.     En lo que respecta a la política interna de China el año 2018 fue importante, porque a) Xi Jinping consolidó el poder en torno a sí mismo y a sus partidarios (el llamado liderazgo central), b) enmendó la Constitución China para dejar en claro que el Partido Comunista Chino tiene el control sobre todas las cosas, c) eliminó las limitaciones de mandato para los cargos de presidente y vicepresidente, d) creó comisiones de supervisión para garantizar que los funcionarios de gobierno trabajen de acuerdo, con los deseos del partido y e) consagró el llamado pensamiento de Xi Jinping, en la Constitución.

    Mientras Ray Dalio escribió este libro le siguieron llegando noticias de nuevos cambios políticos que aumentan el control del Partido Comunista y ampliaban los programas de redistribución de la riqueza.  Algunos observadores les preocupa que Xi se esté volviendo más autoritario que Mao. No soy un experto en política China, por lo que no tengo mucho que decir cuando se trata de ese tipo de asuntos políticos, pero sí puedo decir que según me indican fuentes más conocedoras de la realidad del gigante asiático, estos movimientos se han producido porque ha calado la idea de que China está entrando en una fase más difícil con un mundo más desafiante, de modo que, en momentos así, garantizar la unidad y la continuidad de liderazgo es en especial importante, de modo que esa será la tónica de los próximos años.     Como ya expliqué anteriormente, en periodos marcados por grandes crisis se tiende a preferir un liderazgo más autocrático y menos democrático.

Luego, a finales de 2019, se produce el estallido de la pandemia de Covid-19 en China, lo que provocó una recesión económica mundial en 2020 y derivó en la impresión y creación masiva de dinero y crédito, lo que coincidió con diversos tipos de conflictos en Estados Unidos (caso de las protestas relacionadas con las injusticias raciales o de la polémica campaña de las elecciones presidenciales).

    Mirando hacia atrás y repasando las cuatro últimas décadas, el cambio en China al pasar del aislamiento a la apertura y del comunismo de las “reformas de mercado”, el capitalismo de Estado ha tenido un impacto enorme no solo en el gigante asiático sino también en las economías de Estados Unidos y el resto del mundo.  China pasó de ser uno de los países más atrasados del globo a uno de los dos más poderosos en clave económica, tecnológica, militar y geopolítica y buena parte de ese proceso se produjo durante una era de paz y prosperidad. Cuando el Imperio líder (Estados Unidos) y los procesos de globalización florecian y existía la cooperación. Esta fase duró hasta el estallido de la burbuja de la deuda en 2008 cuando Estados Unidos y buena parte del mundo se volvieron más nacionalistas, proteccionistas y hostiles siguiendo la progresión arquetípica del Gran Ciclo.

Los resultados de la reforma y apertura de China generan estadísticas representativas impresionantes por los cambios que se han producido. La producción per cápita se ha multiplicado por 25, el porcentaje de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza ha caído del 96% a menos del 1%, la esperanza de vida ha aumentado en promedio unos 10 años, mientras que el número de años de educación ha aumentado de media un 80%. El producto interno bruto real per cápita en 2018 es de 15,243 dolares y representa el 22% del producto interno bruto global, la urbanización represento el 59% de la población y la alfabetización el 97%.

El número total de graduados de las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas es aproximadamente tres veces mayor que en Estados Unidos. De igual manera hay razones para creer que la calidad promedio de la educación China no es tan alta como en Estados Unidos, en especial en la universidad. Por ejemplo, en una clasificación reciente solo dos universidades chinas aparecieron entre las 50 mejores del mundo: la Universidad de Tsinghua en la número 29, y la Universidad de Pekín en el número 49, mientras que hay 30 universidades estadounidenses que figuran en dicho ranking. Pero en general cada vez que el promedio de un indicador Chino está por debajo de esa misma métrica para Estados Unidos tenemos que pensar que el dato absoluto puede ser mayor porque la población China es cuatro veces más grande. Por ejemplo Estados Unidos es militarmente más fuerte en todo el mundo pero los chinos parecen ser militarmente más fuertes en el área de los mares del este y del sur de China, eso sí hay mucho que se desconoce sobre los poderes militares de ambos países, porque son cuestiones secretas y no se revelan públicamente, de modo que tales mediciones también son incompletas.

        En conclusión la era moderna de China ha propiciado mejoras muy importantes en las condiciones de vida de las personas, en el marco de un progreso que ha tenido lugar con mucha más rapidez que en cualquier otro periodo histórico. Además esto ha propiciado un fortalecimiento de los factores determinantes del poder siguiendo las dinámicas propias del auge de las nuevas potencias que logran erigirse en imperios poderosos. En todos los campos China es una potencia importante que, además, va en clara expansión. En el siguiente capítulo me centraré en analizar las relaciones entre Estados Unidos y China para considerar en qué punto están ahora y qué es lo más importante para analizar esta cuestión tanto desde el prisma estadounidense como desde la óptica China    


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