Caso de Estudio La Segunda Guerra Mundial

Tiempo de Lectura: 20 minutos.

Ahora que tras estudiar muchos casos hemos cubierto las dinámicas y los principios que impulsan el orden (y desorden) externo, me gustaría analizar brevemente lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial, porque pienso que tal episodio nos proporciona el ejemplo más reciente de la clásica dinámica que puede conducir a órdenes externos de la paz a la guerra. Aunque solo un caso de los muchos que pudiéramos estudiar, lo cierto es que éste estudio muestra claramente cómo la confluencia de los tres grandes ciclos -es decir, las fuerzas superpuestas e interelacionadas de ciclo del dinero y de crédito, el ciclo del orden (y desorden) interno y externo creó las condiciones para una guerra catastrófica y sentó las bases para el desarrollo de un nuevo orden mundial. Si bien las historias de este periodo son interesantes en sí mismas, también son en especial relevantes porque brindan lecciones que nos ayudan a pensar en lo que está sucediendo ahora y en lo que podría suceder en el futuro. Estados Unidos y China se encuentran hoy en una guerra económica que podría evolucionar hacia una guerra militar de modo que las comparaciones entre las décadas de 1930 y el presente nos brindan información valiosa sobre lo que podría suceder y cómo podemos evitar esa guerra que sin duda sería terrible.

        El Camino a la Guerra    

Para transmitir una imagen certera de la década de 1930, repasaré las aspectos geopolíticos que condujeron al inicio oficial de la guerra en Europa, en 1939, y el bombardeo de Pearl Harbor, en 1941, después analizaré con más rapidez la guerra y el inicio de un nuevo orden mundial en 1945, con Estados Unidos en la cima de su poder.

La crisis económica global que se produjo tras el crack bursátil de 1929 hizo que casi todos los países lidiaran con grandes conflictos internos referidos al reparto de la riqueza. Esto hizo que emergieran nuevos líderes de corte más populista autocrático, nacionalista y militarista. Estos movimientos se dieron tanto en la derecha como en la izquierda, dependiendo del país y de sus circunstancias, que ocurrieron en diverso grado, según la fortaleza y debilidades de las tradiciones democráticas o autocráticas de cada nación. En Alemania, Japón, Italia y España, las circunstancias económicas eran extremadamente malas y las tradiciones democráticas estaban menos establecidas, lo que llevó a conflictos internos extremos y propició un giro a líderes populistas/autocráticos de derechas (fascistas). En la Unión Soviética y China, que también soportaban circunstancias extremas y no tenían experiencia con la democracia, la reacción fue a la inversa y el poder terminó girando en torno a líderes populistas/autocráticos de izquierdas (comunistas). El Reino Unido tenía una tradición democrática mucho más fuerte y condiciones económicas menos adversas, por lo que sus políticos, si bien se volvieron más populistas y autocráticos de que habían sido, no llegaron a incurrir en los excesos que se dieron en otras naciones.

        Alemania y Japón    

Alemania arrastraba enormes deudas derivadas de las reparaciones que se le exigieron después de la Primera Guerra Mundial, pero en 1929 estaba empezando a salir adelante gracias al plan Young, que prevía un considerable alivio de la carga de la deuda y contemplaba la salida en 1930 de las tropas extranjeras que ocupaban diversas regiones y Alemania. Sin embargo, la gran depresión golpeó duramente a Alemania, que vio como el desempleo se disparó al 25%, se produjeron quiebras masivas y se disparó la pobreza. Como es típico, se produjo una lucha entre populistas de izquierda (comunistas) y populistas de derechas (fascistas). El líder populista fascista Adolf Hitler aprovechó el sentimiento de humillación nacional que generaron las condiciones fijadas en el tratado de Versalles, para cultivar el rechazo nacionalista hacia los países que impusieron tales circunstancias tras la Primera Guerra Mundial. Propuso un programa nacionalista de gobierno de 25 puntos y fue reuniendo apoyo en torno a dicho manifiesto. Como respuesta a las luchas internas y ante el deseo generalizado de recuperar el orden y el poder perdido, Hitler fue nombrado canciller en enero de 1933. El partido nazi consiguió el apoyo de los industriales que temían a los comunistas. La formación también logró el respaldo popular ganando las elecciones y consiguiendo la mayor cantidad de escaños del parlamento alemán (el Reichstag).

Hitler se negó a pagar nuevas deudas en concepto de reparación, decidió que Alemania abandonase la Sociedad de Naciones y tomó el control autocrático del país a partir de 1934. Ocupando al mismo tiempo los roles de canciller y presidente, se convirtió en el líder supremo del país. En las democracias siempre hay algunas leyes que permiten que los líderes asuman poderes especiales, pero Hitler aprovechó tales cláusulas para atesorar una autoridad total. Lo hizo, por ejemplo, cuando invocó el artículo 48 de la Constitución de Weimar para suspender todo tipo de derechos civiles y reprimir a la oposición política de los comunistas. También lo hizo forzando la aprobación de la ley habilitante, que le permitió aprobar leyes sin la aprobación del Reichstag.

Desde entonces fue implacable contra cualquier tipo de oposición censuró y tomó el control de los periódicos y las empresas de radiodifusión, creó una fuerza policial secreta (la Gestapo) para erradicar y aplazar a la oposición, privó a los judíos de sus derechos de ciudadanía, se apoderó de las finanzas de la iglesia protestante y arrestó a los funcionarios de la iglesia que se le oponían, etcétera. Además declarando la superioridad de la raza aria, prohibió a los no arios la entrada en el gobierno o en el sector público.

Hitler adoptó el mismo enfoque autocrático fascista para reconstruir la economía de Alemania, impulsando grandes programas de estímulo fiscal y monetario. Privatizó las empresas estatales y alentó la inversión empresarial, actuando de forma agresiva para elevar el nivel de vida de los alemanes arios. Por ejemplo, creó Volkswagen para que los automóviles fueran alcanzables para la poblacion y puso en marcha la construcción masiva de autopistas. Para financiar ese aumento tan importante del gasto público obligó a los bancos a comprar bonos del Estado. Las deudas que se produjeron fueron reembolsadas con las ganancias de las empresas y con la monetización de deuda por parte del banco Central (el ReichsBank). Esas políticas funcionaron bien para que Hitler, p le acercaron más a sus objetivos. Ese es otro ejemplo de cómo pedir prestado en la propia moneda y aumentar la deuda y el déficit puede ser productivo; si el dinero prestado se dedica a inversiones que aumentan la productividad y produzcan un flujo de efectivo más que suficiente para pagar esa deuda. De hecho incluso aún, cuando no se cubre el cien por cien del servicio de la deuda, puede ser rentable lograr los objetivos económicos del país.

En cuanto los efectos económicos de estas políticas lo cierto es que cuando Hitler llegó al poder en 1933, la tasa de desempleo era del 25%, mientras que en 1938, el desempleo era casi inexistente. De igual modo, en los 5 años posteriores a la toma del poder, el ingreso per cápita aumentó en un 22% mientras que entre 1934 y 1938 el crecimiento real promedio era más del 8% anual. La renta variable alemana se recuperó casi en un 70% hasta el inicio de la guerra describiendo una tendencia alcista constante entre 1933 y 1938.

En 1935, Hitler comenzó a reconstruir el ejército teutón, empezando por hacer que el servicio militar fuera obligatorio para los arios. El gasto militar de Alemania creció mucho más rápido que el de cualquier otro país, porque la economía alemana necesitaba acceder a más recursos y Hitler tenía la intención de utilizar su poder militar para expandir los dominios territoriales del país y apoderarse de tales recursos a base de anexionarse otras demarcaciones.

Al igual que Alemania, Japón también se vio excepcionalmente afectado por la depresión y como respuesta experimentó un giro autocrático. Ante aquellas circunstancias, el país asiático era en especial vulnerable, porque su nación insular que no contaba con recursos naturales adecuados y dependía de las exportaciones para obtener ingresos que le permitiesen importar lo que necesitaba. Cuando entre 1929 y 1931 las exportaciones cayeron alrededor del 50% Japón sufrió una verdadera devastación económica. En 1931 Japón quebró -es decir se vio obligado a retirar sus reservas de oro, abandonar el patrón oro y hacer flotar su moneda lo que la depreció tanto que el país se quedó sin poder adquisitivo-.     Estas terribles condiciones y las grandes brechas de riqueza existentes propiciaron luchas entre la izquierda y la derecha. En 1932 se produce un fuerte auge de nacionalismo y el militarismo de derecha sobre todo por la esperanza de que el orden y la estabilidad económica pudieran restaurarse por la fuerza. El país nipón se propuso obtener los recursos naturales por ejemplo, petróleo, hierro, carbón, y caucho y los recursos humanos, es decir, mano de obra barata o directamente esclavizada que necesitaba tomandolos de otros países, por ejemplo invadiendo Manchuria en 1931 y extendiéndose por China y otras zonas de Asia durante el resto de la década. Al igual que con Alemania, se podría argumentar que el camino de la agresión militar de Japón, vinculada a obtener los recursos necesarios, fue más rentable que la práctica comercial y económica.  En 1934 en algunas partes de Japón hubo una grave hambruna, lo que provocó aún más turbulencias políticas y reforzó un movimiento derechista cada vez más militarista, nacionalista y expansionista.

En los años que siguieron la economía fascista con un control centralizado y su modelo de arriba a abajo, se fortaleció desarrollando un complejo sector militar e industrial que sirvió para proteger sus bases al este de Asia o del norte de China y para apoyar las incursiones en otros países. Como también ocurrió en Alemania, aunque la mayoría de las empresas japonesas seguían siendo de propiedad privada, su producción estaba controlada por el gobierno. Qué es el fascismo? Pensemos en las tres grandes decisiones que un país tiene que tomar a la hora de fijar su modelo de gobernanza 1) toma las decisiones de abajo arriba (democrática) o de arriba a abajo (autocrática) 2) modelo económico y sistema de producción de corte capitalista o comunista (sino socialista) y 3) paradigma social individualista que plantea el bienestar del individuo como algo de suma importancia o colectivista (que otorga el bienestar del conjunto a una especial relevancia). A partir de esas decisiones, cada uno puede elegir qué modelo es el más apropiado para los valores y las ambiciones de su nación. En ese sentido, el fascismo es autocrático, tiende a ser más capitalista en clave económica y plantea un modelo social colectivista. Los fascistas creen que el liderazgo autocrático de arriba a abajo, de modo que el gobierno dirige la producción de empresas privadas de manera que la búsqueda particular de rentabilidad y crecimiento queda subordinada al éxito nacional, concebido como la mejor forma de que el país sea más rico y poderoso.

        Estados Unidos y los Aliados    

    En Estados Unidos después de 1929 los problemas de deuda acabaron arruinando a los bancos estadounidenses de modo que redujeron su financiación y perjudicaron a los prestatarios . internacionales.

Al mismo tiempo la depresión generó un debilitamiento de la demanda, lo que provocó el colapso de las importaciones estadounidenses y golpeó las exportaciones de otros países a dicho mercado. A medida que los ingresos se debilitaron, la demanda cayó y se produjeron más problemas crediticios. La espiral económica descendente se reforzó a sí misma de todas estas maneras. Estados Unidos respondió con medidas proteccionistas para intentar salvaguardar los puestos de trabajo. Por ejemplo elevó los aranceles mediante la aprobación de la Ley Smooth-Hawley de 1930. Pero esto solo deprimió aún más las condiciones económicas de otros países.

        Cuando la situación económica es compleja a menudo se aumentan los aranceles para proteger a las empresas nacionales y para salvaguardar los niveles de empleo existentes, pero esto conduce a una reducción de la eficiencia porque la producción deja de articularse en torno a los procesos más competitivos. En última instancia los aranceles contribuyen a una mayor debilidad económica mundial ya que las guerras proteccionistas hacen que los países que imponen esas tarifas vean cómo se reducen sus exportaciones. Los aranceles en cambio benefician a las empresas y organizaciones protegidas por este tipo de medida y pueden generar apoyo político para aquellos líderes que imponen estas barreras comerciales.    

Para empeorar las cosas a lo largo de la década de 1930 hubo sequías que afectaron negativamente a las economías de Estados Unidos y a la Unión Soviética.     Los fenómenos naturales adversos (por ejemplo las sequías, las inundaciones y las plagas) suelen causar grandes dificultades económicas que cuando se suman a otras condiciones adversas conducen a periodos de intensa conflictividad.  A esto se sumaron políticas extremas que provocan millones de muertes en la Unión Soviética. Al mismo tiempo las luchas políticas internas y los miedos propios de la Alemania nazi impulsaron la purga de cientos de miles de personas que fueron acusadas de espionaje y fusiladas sin juicio.

  Las depresiones deflacionarias son crisis de deuda causadas por el hecho de que no hay suficiente dinero en manos de los deudores como para pagar las deudas que han contraído. Inevitablemente sus procesos conducen a la impresión masiva de dinero, las reestructuraciones de la deuda y los programas de gasto público que aumentan la oferta de dinero, reduciendo su valor y el crédito disponible. La única pregunta no es si los responsables políticos del país moverán ficha para aplicar políticas que avancen en este dirección, sino cuándo lo harán.

Desde 1933 hasta finales de 1936 el mercado de valores se revalorizó más de 200%, y la economía creció a una tasa real promedio vertiginosa de alrededor del 9%, pero en 1936 la reserva Federal restringió la oferta de dinero y de crédito para combatir la inflación y frenar una economía sobre calentada lo que provocó que la frágil economía estadounidense volviera entrar en recesión y que los demás economías relevantes se debilitaran también, lo que aumentó aún más las tensiones internas y externas entre los distintos países.    

Mientras tanto en Europa el conflicto en España entre los populistas de izquierda (los comunistas) y los populistas de derecha (los fascistas) estalló hasta desencadenar la brutal Guerra Civil Española.

El derechista Franco que recibió apoyo de Hitler logró purgar a la oposición de izquierda en España.     Durante los periodos de graves dificultades económicas y grandes brechas de riqueza normalmente se producen redistribuciones de riqueza de alcance casi revolucionario. Cuando se hacen de forma pacífica se logran mediante grandes aumentos de impuestos a los ricos y fuertes repuntes de la oferta de dinero que devalúan el crédito atesorado por los deudores, mientras que cuando se hacen de manera violenta se logran mediante la confiscación forzosa de activos.  En Estados Unidos y en el Reino Unido hubo grandes redistribuciones de la riqueza y el poder político pero se mantuvieron el capitalismo y la democracia. No sucedió así en Alemania, Japón, Italia y España.

    Antes de que estalle una guerra militar suele producirse primero una guerra económica.  Con anterioridad al estallido de los grandes conflictos armados suele observarse una década de guerras económicas, tecnológicas, geopolíticas y de capital, procesos durante los cuales las potencias que están en conflicto se intimidan y miden entre sí, poniendo a prueba los límites de poder de cada una. Si bien 1939 y 1941 son identificados habitualmente como el comienzo oficial de los enfrentamientos armados en Europa y el Pacífico, en realidad los conflictos habían empezado a desarrollarse unos años antes.     Además de los conflictos de motivación económica que ocurrían dentro de los países y además de los cambios políticos que sufrieron como consecuencia, todos estos países se enfrentaron a un aumento de los conflictos económicos externos porque luchaban por controlar una porción más grande de un pastel económico menguante.  Debido a que el poder y no la ley gobierna las relaciones internacionales, Alemania y Japón se volvieron más expansionistas y comenzaron a poner a prueba cada vez más al Reino Unido, Estados Unidos y Francia, entrando en una competencia por los recursos y por la influencia sobre otros territorios.

Antes de continuar con la descripción de la guerra quiero profundizar en el análisis de las tácticas habituales que se utilizan cuando se debe debilitar las herramientas económicas y de capital en el pasado y en el presente. Estas tácticas son las siguientes:

  1.              Incautación/toma de activos:      Se trata de evitar que un enemigo/rival utilice o venda activos extranjeros de los que depende para sus próximas decisiones. Tales medidas pueden variar. Por ejemplo pueden implicar la congelación de activos controlados por grupos específicos (por ejemplo las actuales sanciones aplicadas por Estados Unidos a la guardia revolucionaria iraní, medidas similares a las que fueron aplicadas contra Japón durante la segunda Guerra mundial) o incluso el repudio unilateral de la deuda de la potencia rival y la incautación de sus activos (por ejemplo, algunos de los principales responsables políticos estadounidenses han planteado la posibilidad de no pagar las deudas contraídas con China).
  2.              Bloquear el acceso a los mercados de capitales:      lo que se busca es impedir que un país acceda a los mercados de capitales propios o de un tercer país (por ejemplo en 1887 Alemania prohibió la compra de acciones y deudas rusas para impedir el desarrollo militar de dicho país, algo que también se está barajando hoy en Estados Unidos hacer frente a China).
  3.              Embargos/bloqueos:      consiste en bloquear el comercio de bienes o servicios con dicho país o con terceros neutrales, con el fin de debilitar a la potencia rival, con el propósito de evitar que dicho pais tenga acceso a artículos esenciales (por ejemplo el embargo de petróleo de Estados Unidos a Japón en la Segunda Guerra Mundial que también supuso el cierre del acceso de sus barcos al canal de Panamá y con el fin de bloquear las exportaciones del país objetivo a otros mercados, cortando así su fuente de ingresos (por ejemplo, el bloqueo de Francia al Reino Unido durante Las guerras napoleónicas).

        Arranca la Guerra    

En noviembre de 1937, Hitler se reunió en secreto con sus altos cargos para anunciarle sus planes de expansión orientados a obtener recursos y unir a la raza aria. A continuación, puso en acción tales planes, primero con la anexión de Austria y luego apoderándose de una parte de lo que entonces era Checoslovaquia, un territorio que contenía importantes recursos petroleros. En el resto de Europa y Estados Unidos estos acontecimientos se siguieron con cautela, pero tras la creciente devastación causada por la Primera Guerra Mundial no había voluntad de entrar en otra guerra. como ocurre con todas las guerras habían muchas más incógnitas que certidumbres, porque a los poderes rivales entran en guerra solo cuando sus poderes son aproximadamente comparables de lo contrario sería suicida que el poder más débil esté dispuesto a entrar en un enfrentamiento así y hay demasiadas incertidumbres sobre las acciones y reacciones que pueden desencadenarse. Al comienzo de una guerra abierta, lo único que se sabe es que es muy probable que será extremadamente dolorosa y que es muy probable que también sea ruinosa para la economía. Por todo lo anterior, los líderes más inteligentes suelen entrar en estos conflictos cuando el otro lado los empuja a una posición de tener que elegir entre luchar o retroceder. Para los aliados ese momento llegó el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania invadió Polonia. Alemania parecía imparable, en poco tiempo incorporó para su proyecto nuevas demarcaciones: Dinamarca, Noruega, los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Francia… además fortaleció sus alianzas con Japón e Italia países que tenían enemigos comunes y que estaban ideológicamente alineados con Hitler. Al apoderarse de tanto territorio con tanta rapidez, el ejército de Hitler pudo conservar sus recursos petroleros y obtener nuevos con facilidad, caso del petróleo de Rumanía por ejemplo. La sed de recursos naturales y su adquisición siguieron siendo uno de los principales factores impulsores de las dinámicas militares de los nazis que empezaron a impulsar sus campañas hacia Rusia y Oriente medio. La guerra con los soviéticos era inevitable: la única pregunta era cuándo ocurriría. Aunque Alemania y la Unión Soviética habían firmado un pacto de no agresión, Alemania invadió Rusia en junio de 1941 eso dejó Alemania en una situación delicada, porque abrió una guerra extremadamente costosa en dos frentes distintos.

Mientras tanto, en el Pacífico, Japón expandió su ocupación en China en 1937, tomando brutalmente el control de Shanghái y Nankin. Solo en la toma de esta segunda ciudad las tropas niponas mataron a unos 200,000 civiles o combatientes desarmados. Si bien Estados Unidos siguió practicando una política aislacionista, lo cierto es que para intentar contrarrestar a los japoneses proporcionó al gobierno de Chiang Kai-shek aviones de combate y pilotos. Como resultado de esta decisión. Primero un soldado japonés agredió al cónsul estadounidense, John Moore Allison. Después aviones de combate japoneses hundieron un helicóptero de combate estadounidense.

En noviembre de 1940 Roosevelt ganó la reelección, en octubre de ese año Estados Unidos intensificó el embargo restringiendo las ventas de hierro y acero hacia Japón. El plan era dejar a Japón sin recursos para forzar su retirada y repliegue progresivo. En marzo de 1941 El congreso aprobó la Ley de Préstamo y Arriendo que permitía a Estados Unidos prestar o arrendar suministros de guerra a las naciones que considerase que “actuaban de manera vitales para los objetivos de defensa de Estados Unidos”. Esto permitía prestar este tipo de apoyo al Reino Unido, la Unión Soviética y China. Tanto geopolítica, como económicamente, ayudar a los aliados era bueno para Estados Unidos porque salía mucho más rentable vender armas, alimentos y otros bienes a estos países mientras no era preciso intervenir en la guerra. Reino Unido se estaba quedando sin dinero, es decir sin oro, por lo que Estados Unidos permitió que tales pagos quedasen en suspenso hasta después de la guerra. En resumen aunque no fue una declaración de guerra absoluta la Ley de Préstamo y Arriendo puso fin a la neutralidad de Estados Unidos.

    Cuando los países presentan circunstancias débiles, sus oponentes aprovechan esta debilidad para sacar rédito y obtener ganancias a su costa.  Francia, los Países Bajos y Reino Unido tenían colonias en Asia. Abrumados por los combates en Europa no pudieron defenderlas ante el avance de los japoneses. A partir de septiembre de 1940 el país nipón invadió varias colonias en el sudeste asiático, comenzando por Indochina Francesa que quedó anexionada a una nueva agrupación nipona. En 1941 Japón movió ficha nuevamente y se apoderó de las reservas de petróleo de las Indias Orientales Holandesas. Esta expansión territorial japonesa era una amenaza para las propias ambiciones pacíficas de Estados Unidos. En julio y agosto de 1941 Roosevelt respondió con la congelación de todos los activos japoneses existentes en Estados Unidos, también propició el cierre del canal de Panamá para los barcos nipones y el embargo de las exportaciones de las exportaciones de gas y petróleo al país asiático. Todo esto tuvo el efecto de acabar con tres cuartas partes del comercio internacional de Japón y con el 80% de su suministro de crudo. Japón calculo que se quedaría sin petróleo en 2 años. Esto puso a sus líderes en la posición de tener que elegir entre dar marcha atrás o atacar a Estados Unidos.

Entre el 7 y el 8 de diciembre de 1941 Japón lanzó ataques coordinados contra las bases militares estadounidenses de Pearl Harbor y Filipinas. Esto marcó el comienzo de la Guerra en el Pacífico y también condujo a Estados Unidos a entrar en la Guerra en Europa. Los líderes japoneses más optimistas creían que Estados Unidos perderían porque estaba librando una guerra en ambos frentes o porque confiaban en que su sistema político individualista, capitalista es inferior que los modelos autoritarios fascistas de Japón y Alemania, cuyo poderío industrial y armamentístico generaba admiración en todo el mundo. El liderazgo japonés también creía que su pueblo tenía una mayor disposición a soportar el dolor y que sus tropas estaban mucho más dispuestas a morir por su país lo que en verdad es un gran factor impulsor del poderío militar. No en vano en una guerra la capacidad de resistir el dolor es incluso más importante que la capacidad de infligirlo.

        Política Económica durante la Segunda Guerra Mundial    

Así como vale la pena señalar cuáles son las tácticas propias de la guerra económica, también vale la pena señalar cuáles son las políticas económicas que se aplican tradicionalmente en el seno de los países que están en guerra. Por lo general, el marco resultante introduce controles gubernamentales en prácticamente todos los ámbitos económicos, puesto que la producción pasa de buscar la maximización del beneficio a proveer de recursos para la campaña bélica. El gobierno empieza a regular a) qué está permitido producir, b) qué artículos se pueden comprar y vender y en qué cantidades (racionamiento), c) qué artículos se pueden importar y exportar, d) los precios, salarios y ganancias, e) el derecho a disponer de los activos financieros de familias y empresas, y f) la capacidad de sacar dinero fuera del país. Debido a que Las guerras son caras, el gobierno tiende también a g)emitir una gran cantidad de deuda que se monetiza h) depender de formas de dinero no crediticio como el oro para las transacciones internacionales cuando su crédito ya no es aceptado i) gobernar de manera más autocrática j) imponer distintos tipos de sanciones económicas a los enemigos hasta el punto de cortarles el acceso al capital y k) sufrir sanciones impuestas por los enemigos.

Durante los años más duros de la guerra los movimientos del mercado se ven fuertemente afectados tanto por los controles gubernamentales de la economía y las finanzas como por el desempeño de los países en las batallas. A medida que cambian las probabilidades de victoria o derrota, las tendencias giran a mejor o peor.

Por ejemplo la bolsa Alemana arrojó sus mejores resultados al comienzo de la Segunda Guerra Mundial cuando Alemania se apoderó de territorios nuevos y estableció un dominio militar firme sobre buena parte de Europa, pero su rentabilidad fue a peor conforme los aliados fueron capaces y alterar el curso de los acontecimientos. Después de la batalla de Midway en 1942 las bolsas de los países aliados se recuperaron y avanzaron casi de forma continuada hasta llegar al final de la guerra, mientras que las acciones de las empresas de los países del eje se mantuvieron estancadas o cayeron. En cambio la bolsa estadounidense se mantuvo extremadamente fuerte y tanto el mercado de valores alemán como el japonés fueron cerrados al final de la guerra y no volvieron a abrir hasta cinco años después de terminada la guerra y de hecho cuando lo hicieron se desplomaron.

Proteger tu riqueza en tiempos de guerra es difícil, ya que las actividades económicas normales van a menos, las inversiones tradicionalmente seguras dejan de serlo, la movilidad del capital es limitada y los impuestos son muy altos. En ese contexto las personas y los países luchan por su sobrevivencia. Proteger la riqueza deja de ser una prioridad en relación con la necesidad de redistribuirla y llevarla a donde más se necesita. Por eso en estas circunstancias lo recomendable es deshacerse de cualquier tipo de deuda y comprar oro porque las guerras se financian a base de deuda e imprimiendo dinero lo que devalúa la deuda y el dinero y porque en tales momentos hay una reticencia comprensible a la hora de aceptar crédito.

        Conclusión    

    El poderío de toda potencia global tiene fecha de caducidad.  La singularidad de las circunstancias y la naturaleza de su carácter y cultura (ética de trabajo, inteligencia, disciplina, educación, etcétera) pueden alargar el tiempo del liderazgo, pero el declive termina llegando. Unos países decaen mejor que otros, de forma menos traumática, pero el cambio a peor es inevitable. Un hundimiento traumático puede provocar periodos que la historia ha demostrado que son muy obscuros, porque las luchas por la riqueza y el poder resultan extremadamente costosas, tanto en términos económicos como en la referido a vidas humanas perdidas.

Sin embargo el ciclo no tiene por qué ocurrir de esa manera si los países que están en sus etapas de riqueza y poder y mantienen en pie los modelos productivos y se aseguren de ganar más de lo que gastan, hacer que el sistema en vigor funcione de manera satisfactoria para la mayoría de la población y descubrir nuevas formas de crear y mantener relaciones mutuamente beneficiosas con las demás potencias. Hay imperios y dinastías que se han mantenido en la cima por cientos de años. Estados Unidos, que acumula 245 años de ciclo alcista ha demostrado ser una de las potencias más duraderas. Por el momento esta explicación del Gran Ciclo arquetípico y los tres Ciclos que lo componen es suficiente para que entiendas mejor los patrones de la historia y los aspectos que presagian en uno y otro sentido la evolución futura de los acontecimientos.


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