Etapa 5 Condicones Finanieras Adversas e Intensificacion del conflicto

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La influencia más importante que se produce en el Gran Ciclo es la de la dinámica de la deuda, el dinero y la actividad económica. Debido a que analicé ese ciclo de forma integral en los capítulos 3 y 4 no me no me referiré de nuevo a ello. Pero para entender mejor la etapa 5 es necesario saber que llega después de la etapa 3 en que hay paz y prosperidad, además de condiciones favorables para la deuda y el crédito y de la etapa 4 en la cual el exceso y la decadencia conducen a peores condiciones.

Debido a que le tapa 5 es una fase fundamental en el ciclo interno de los países   y puesto que es la etapa en que se encuentran ahora muchos países, sobre todo Estados Unidos y Europa, analizaré a continuación las relaciones de causa/efecto que están en juego  en este proceso y me referiría a los indicadores clave que debemos seguir a la hora de observar y examinar la evolución de los acontecimientos.

        Una situación tóxica    

Una clásica mezcla tóxica de fuerzas que derivan grandes conflictos internos implica que     1) el país en cuestión y sus gentes (o regiones o ciudades) enfrentan unas condiciones financieras adversas (por ejemplo mucha deuda u otra forma de obligaciones), 2) emergen grandes brechas de ingresos, riqueza y valores, y 3) se produce un shock económico negativo y grave.

El tamaño de las brechas de ingresos, riqueza y valores nos revela el grado de fragilidad del sistema. Se desencadenan los problemas financieros, por lo general afectan primero al sector privado y luego llegan al sector público.     Debido a que los gobiernos no permiten que los problemas financieros hundan a todo el sistema, lo que importa en última instancia, más que cualquier otro factor, es la condición financiera del propio sector público.  Cuando el gobierno se queda sin poder adquisitivo, entonces hay un colapso. Pero en ese camino hay una lucha intensa entre el dinero y el poder político.

Tras de estudiar más de cincuenta guerras civiles y revoluciones, me ha quedado claro que el indicador principal más confiable de la cercanía de una guerra civil o revolución es la bancarrota en las finanzas públicas combinada con grandes brechas de riqueza.     Esto se debe a que cuando el gobierno carece de poder financiero, no puede rescatar a las entidades del sector privado que era preciso reflotar para mantener el sistema en funcionamiento (como lo hicieron la mayoría de los gobiernos, liderados por Estados Unidos, en la crisis del 2008). En esta tesitura el poder público no puede comprar lo que necesita y tampoco puede pagarle a la gente para que haga lo que necesita que hagan. Se queda pues, sin poder.

Una señal clásica de que estamos en la etapa 5 y un indicador adelantado de que está perdiendo la capacidad de seguir aumentando el endeudamiento y el gasto, que a su vez es uno de los desencadenadores que conduce a la etapa 6, el hecho de que el gobierno tenga grandes déficits y genere cada vez más deuda hasta el punto de que el gobierno debe vender más deuda que la que los compradores del propio banco Central están dispuestos a asumir. La alerta roja suena cuando los gobiernos que no pueden imprimir dinero se ven obligados a aumentar los impuestos y recortar el gasto o también propician que se imprima una gran cantidad de dinero y se compre una gran cantidad de deuda pública (la llamada monetización).     Para ser más específicos cuando el gobierno se queda sin dinero por tener un gran déficit, tener muchas deudas y perder el acceso al crédito en condiciones adecuadas, sus opciones de salida son muy limitadas . Puede aumentar los impuestos o recortar mucho el gasto, o puede imprimir mucho dinero y por el camino depreciar su valor. Los gobiernos que tienen la opción de imprimir dinero siempre lo hacen porque es el camino menos doloroso, aunque lleva a los inversores a perder dinero. Los gobiernos que no pueden imprimir dinero tienen que aumentar los impuestos y recortar el gasto, lo que lleva a quienes tienen recursos a salir corriendo del país (la región o la ciudad) porque pagar más impuestos y tener a cambio menos servicios puede ser intolerable. Por lo general, si éstas entidades políticas ya no pueden imprimir dinero y presentan en su seno grandes brechas de riqueza entre sus ciudadanos, estos movimientos conducen a alguna forma de guerra civil o revolución.     La monetización ayuda al gobierno Federal y aquellos segmentos en los que está tratando de ayudar pero también empobrece a quienes atesoran dólares o deudas denominadas en dólares porque en términos reales se produce una pérdida de poder adquisitivo.

Aquellos lugares (ciudades, regiones y países) que presentan las mayores brechas de riqueza, los mayores niveles de endeudamiento y los peores evoluciones en el crecimiento de los ingresos presentan también más probabilidades de sufrir los conflictos más graves. Curiosamente los gobiernos estatales y locales de Estados Unidos que presentan los niveles más altos de ingresos y de riqueza per cápita tienden a ser también las instancias en las que los poderes públicos están más endeudados y donde se observan las brechas de riqueza más grandes por ejemplo en ciudades como San Francisco, Chicago y la ciudad de Nueva York y en los estados de Connecticut, Illinois, Massachusetts, Nueva York y Nueva Jersey;     al enfrentar estas condiciones y o se recortan los gastos o de una u otra manera se debe recaudar más dinero. La siguiente pregunta es quién soporta la carga los que “tienen” o los que “no tienen”. Obviamente es difícil que sean que los que no tienen quienes asuman la factura.

Pero si los ricos perciben que les van a cobrar más impuestos para financiar así el servicio de la deuda o para reducir los déficits normalmente se irán del país o región, lo que provoca un proceso de vaciamiento de las bases disponibles. Hechos que están motivado por ejemplo, los traslados de miles que contribuyentes y empresas que se van a otros territorios de Estados Unidos o incluso hacen las maletas y se van al extranjero.

La historia nos demuestra que aumentar los impuestos y recortar el gasto cuando hay grandes brechas de riqueza y malas condiciones económicas es un indicador que apunta a guerras civiles o algún tipo de revolución, no siempre con hechos violentos pero sin duda pueden serlo. Mi vida cotidiana en Conntticut me sirve como una ventana de la circunstancias que suceden en todo el país, porque tengo contacto con gente muy acaudalada y porque mi esposa trabaja mucho con personas desfavorecidas. Lo que también me acerca a sus realidades. Veo la brecha entre estudiantes de secundaria que viven en comunidades desfavorecidas y la vida de estudiantes que residen en comunidades acomodadas. Veo lo terrible que pueden llegar a ser esas condiciones en estas comunidades con una peor situación financiera. Veo como los que tienen son considerados como “ricos decadentes” por los que no tienen. Veo también que muchas de las personas que tienen no siempre tienen la vida privilegiada que otros les imputan por su situación financiera y veo que al final todos viven concentrados en sus propias luchas,     los ricos se centran en lograr el mejor equilibrio posible entre el trabajo y la vida y se aseguran de que sus hijos tengan la mejor educación posible, mientras que los pobres luchan por conseguir ingresos y comida, huir de la violencia, conseguir que sus hijos reciban una educación de calidad, etcétera.

He comprobado que ambos grupos tienden a desarrollar impresiones críticas y estereotipadas los unos de los otros, de modo que se alejan cada vez más y no se ven los unos a los otros con empatía, como miembros de una misma comunidad que deberían apoyarse y ayudarse mutuamente. Es difícil dar el paso de acercarse cuando cargan esos estereotipos de modo que los que tienen no terminan por auxiliar a los que no tienen. Temo que lo nos depara el futuro bajo este tipo de circunstancias es muy probable que empeore, he visto de cerca como la crisis de salud y la consecuente recesión económica provocada por la pandemia de Covid-19     sacaron a la superficie lo mal que están los que no tienen, agravando las brechas financieras y condicionándonos potencialmente a una situación tóxica.

Por supuesto esos dos tipos de luchas no son equivalentes o comparables, pero lo que encuentro en uno y otro caso, es que las personas se concentran en sus propios problemas y comunidades de modo que no comprenden las circunstancias de aquellos con quienes no tienen contacto directo.     En muchas comunidades, la gente (y lo que es más desgarrador: los niños viven situaciones de pobreza desesperada y abandono, hay escasez de dinero para lo más básico, materiales escolares, alimentos, atención médica y un entorno de violencia y traumas que perpetúa un ciclo en que los niños son criados de forma desfavorable de modo que salen intelectual y físicamente desnutridos y traumatizados. Esto los deja en una clara desventaja a medida que crecen y alcanzan la edad adulta, lo que les hace más difícil ganarse la vida perpetuando el ciclo.  Un estudio reciente financiado por nuestra fundación mostró que él 22% de los estudiantes de secundaria de Connecticut, el estado más rico del país por ingreso per cápita, podrían definirse como pupilos desconectados o desenganchados del proceso de aprendizaje. Para hacer esta categorización tomamos en cuenta aspectos como el ausentismo o los suspensos reiterados, cuando no directamente el abandono escolar. A lo largo del tiempo esto tendrá consecuencias y costes muy importantes. Nuestra sociedad parece no ser consciente de lo terrible que puede ser mantener estas condiciones.     Esto también describe la terrible situación de más de 38.2 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 17 años según el censo de 2020 en México, el equivalente al 30% del total de la población.

Los promedios no importan tanto, como el número de personas que están en una situación de sufrimiento y el nivel de poder de quienes defienden políticas que son buenas para el conjunto de la población, por ejemplo el libre comercio, la globalización, los avances tecnológicos que pueden reemplazar ciertos empleos, etcétera y que no piensan en las consecuencias adversas que pueden enfrentar algunas personas afectadas negativamente por tales dinámicas están pasando por alto que el conjunto no está tan bien como pudiera parecer,     puesto que una parte importante de la comunidad experimenta un cambio a peor que las estadísticas generales no reflejan.

    Para tener paz y prosperidad una sociedad debe consolidar esquemas de productividad que beneficien a la mayoría de las personas.  Es eso lo que tenemos hoy? Nos dice la historia que puede ocurrir si los gobiernos que están en quiebra, se esfuerzan por evitar el declive y procuran aumentar la productividad y beneficiar de esta manera a la mayoría de las personas con un cambio a mejor en sus expectativas. Quizás la lección más valiosa que podemos extraer del pasado es que reestructurar o poder devaluar lo suficiente las obligaciones de la deuda u otro tipo puede ayudar mucho, esto suele darse en las etapas 5 y 6. Pero tiene que ocurrir de manera traumática.     Una vez que la reestructuración o la devaluación reduce la carga de la deuda, la cual suele ser dolorosa en tal momento, la reducción de la carga de la deuda permite iniciar el proceso de reconstrucción.

Un ingrediente esencial para el éxito es que en lugar de simplemente tirar dinero sin generar ganancias de productividad y mejoras en los ingresos, la deuda y el dinero que se crean     se utilizen para generar ganancias de productividad y lograr rentabilidades muy favorables para la inversión.  Si ese dinero no habilita tales ganancias, la moneda se devaluará hasta el punto de reducir el poder adquisitivo, tanto por el gobierno como para el resto.

        La historia nos demuestra que conceder préstamos y gastar en artículos que producen ganancias de productividad para una base amplia o inversiones cuya rentabilidad exceden los costes de emitir deuda, dan como resultado un aumento del nivel de vida y la la cancelación de las deudas, por lo que tales políticas son satisfactorias y positivas.    

        +Decadencia    

Si bien en general al principio del ciclo se gasta más tiempo y dinero en cosas productivas, conforme avanza el ciclo vemos que el tiempo y el dinero se destinan más a cosas indulgentes (por ejemplo a disfrutar de placeres como las viviendas caras, el arte, las joyas, la ropa de moda, etcétera) esto empieza a ser evidente en la etapa 4 y se torna grotesco en la etapa 5. A menudo ese gasto decadente se acaba financiando con deuda lo que empeora las condiciones financieras de dicha economía. En parte, el cambio psicológico que suele acompañar esta evolución es comprensible, los que tienen sienten que han ganado el derecho a poder gastar como desean el dinero que tanto les ha costado ganar, de modo que ven apropiado el dispendio en lujos y caprichos, mientras que los que no tienen consideran ese gasto como injusto y egoísta.     Además de aumentar los resentimientos ese patrón de gasto decadente (que se opone a una cultura de ahorro y la inversión) reduce la productividad. Es importante analizar en qué gasta dinero una sociedad, cuando gasta en artículos de inversión que generan ganancias de productividad e ingresos tienen un futuro mejor que cuando gasten en artículos de consumo que no aumentan su productividad ni sus ingresos.

        +Burocracia    

    Al principio del Ciclo del orden interno la burocracia es ligera y eficiente. Pero al final del ciclo sucede todo lo contrario lo que dificulta la toma de decisiones sensatas y necesarias.  Aunque la situación varía de un territorio a otro, es habitual que los niños de las ciudades más ricas de Estados Unidos reciban una educación mucho mejor que los estudiantes que acuden a centros ubicados en las ciudades más pobres, obviamente esto es injusto e improductivo y la mayoría está de acuerdo en que la educación de los niños debe tener las mismas oportunidades, pero debido a que ésta estructura está tan arraigada en nuestro sistema político es casi imposible alterarla sin plantear una reinvención revolucionaria que le dé la vuelta por completo al modelo educativo. Y éste es solo un ejemplo de los muchos que podríamos encontrar hoy en Estados Unidos.

        +Populismo y Extremismo    

Del desorden y el descontento surgen líderes con una personalidad fuerte. A menudo tienen discursos antielitistas y dicen representar al hombre común. Se suelen denominar populistas a quienes enarbolan ese tipo de discurso. El populismo es un fenómeno social que atrae a la gente de a pie que siente que sus preocupaciones no están siendo abordadas por las élites. Por lo general este discurso cala cuando hay brechas de riqueza y de oportunidades, amenazas culturales por parte de personas con valores diferentes (tanto dentro de como fuera del país) y el de “élites establecidas” que se enquistan en las posiciones de poder y desarrollan políticas que no satisfacen de forma clara a la mayoría de las personas. Los populistas llegan al poder cuando éstas condiciones despiertan la suficiente ira entre la gente común como para que tal discurso seduzca a las mayorías. Los populistas pueden ser de derechas o de izquierdas, son políticos mucho más extremistas que los líderes moderados a los que estamos acostumbrados en las democracias y tienden a apelar a las emociones para conmover al electorado. Por lo general su discurso es de confrontación en lugar de colaborativo, y excluyente en lugar de inclusivo. Esto genera enfrentamientos entre los populistas de izquierda y los de derechas que con frecuencia desarrollan diferencias inreconciliables. Más recientemente en Estados Unidos hemos visto que la elección de Donald Trump como presidente en las elecciones de 2016 fue un movimiento hacia el populismo de derechas, aunque la popularidad de legisladores como Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Alexandra Osorio Cortés refleja la popularidad que tiene también el populismo de izquierdas. Más allá de lo que sucede en el país norteamericano se observa un claro auge de los movimientos políticos populistas en otros países.     Se podría decir que la elección de Joe Biden para el periodo 2021-2025 en caso de no ser reelecto, refleja un cierto giro hacia menos extremismo y más moderación, pero solo el tiempo dirá si esto es cierto.

        El populismo y la polarización son factores para seguir de cerca, cuanto más cala el populismo y la polarización más avanza en esa nación va por el camino de la etapa 5 y más cerca se sitúa de la guerra civil y la revolución. En la etapa 5 los moderados se convierten en minoría, en la etapa 6 directamente dejan de existir.    

        +La lucha de clases    

En la etapa 5 la lucha de clases se intensifica. Esto se debe a que por regla general en épocas de mayor dificultad y conflictividad es más probable que se desarrolle una inclinación a ver a los distintos grupos sociales de forma estereotipada, considerando además que unos son nuestros socios y otros nuestros enemigos. En la etapa 5 esa deriva se vuelve mucho más evidente que en otro punto del ciclo. En la etapa 6 tales dinámicas se tornan muy peligrosas. Un rasgo para seguir de cerca en la etapa 5 y que puede ir a más en la etapa 6, es la demonización de ciertas clases y grupos sociales. Lo que suele provocar el señalamiento de chivos expiatorios que comúnmente se cree que son fuente de enfrentamientos y problemas, esto anima los discursos de quienes pretenden excluir, encarcelar o incluso destruir a tales grupos. Algo que puede llegar a suceder en la etapa 6.

El ejemplo más clásico y espantoso, lo tenemos en el trato que los nazis le dieron a los judíos, que fueron perseguidos tras ser acusados de provocar prácticamente todos los males de Alemania en la década de 1920. En el Reino Unido los católicos fueron demonizados y convertidos en chivos expiatorios en distintos momentos históricos, conflictivos, como la revolución gloriosa o en la guerra civil inglesa. Los capitalistas ricos son comúnmente atacados y vilipendiados en especial a los que se considera que están ganando dinero a expensas de los pobres. Señalar de esta forma es un síntoma clásico de decadencia y un problema que debemos vigilar con mucho cuidado.

        +La pérdida de la verdad en El dominio público    

    Como resultado de las distorsiones que se difunden en los medios de comunicación en los distintos vehículos de propaganda un problema que va a más conforme la gente se vuelve más polarizada y se moviliza políticamente en torno a emociones y discursos exaltados es no saber que es verdad y que es mentira. En la etapa 5 se intensifica la lucha para controlar los medios de comunicación y así manipular las emociones de la gente con ánimo de obtener apoyo y destruir a la oposición.  En la década de 1930 un movimiento común entre los populistas de izquierda (comunistas) y los de derecha (fascistas) que llegaron al poder, fue tomar el control de los medios de comunicación y establecer ministerios de propaganda que se encargaron de guiar los canales que tenían el objetivo explícito de poner a la población en contra de los grupos que esos gobiernos consideraban enemigos del estado. En el Reino Unido durante la Primera y Segunda Guerra Mundial se creó bajo el gobierno democrático un ministerio de información, con ánimo de difundir la propaganda oficialista. De hecho el gobierno elevó a los principales directores de periódicos que respaldaban al ejecutivo, pero también vilipendió a aquellos que se mostraron críticos.     Los revolucionarios siempre se ocupan de distorsionar la verdad filtrando todo tipo de publicaciones.  Durante la revolución Francesa los diarios dirigidos por los revolucionarios impulsaban el sentimiento antimonarquico y antirreligioso, pero cuando esos revolucionarios alcanzaron el poder cerraron los periódicos disidentes durante la fase como conocida como el Terror.

La historia nos demuestra que un repunte de este tipo de discurso en los medios, es preocupante y se corresponde con la deriva que asociamos en la etapa 5.     Cuando esto se combina con la capacidad de infringir castigos reales, los medios se convierten en un arma poderosa y peligrosa.

Es bien sabido que ese tipo de cosas están ocurriendo en la actualidad en Estados Unidos, la credibilidad de los medios ya sean los diarios tradicionales o las nuevas plataformas sociales de comunicación están en el nivel más bajo que hemos vivido a lo largo de nuestras vidas.     Por ejemplo una encuesta elaborada por Gallup en 2019 encontró que solo el 13% de los estadounidenses sondeados dice tener mucha confianza en los medios, mientras que solo el 41% de los encuestados tiene “regular o cierta confianza” en los medios de comunicación. Mientras que en 1976 el 72% decía confiar en los medios . Esta drástica disminución de la confianza ha afectado incluso antiguos iconos de la confianza periodística como The Wall Street Journal y The New York Times que han visto caer sus índices de confianza. Además de tener motivaciones políticas, las historias sensacionalistas se han vuelto económicamente recomendables porque tienen buena acogida, en un momento en que el negocio de los medios de comunicación atraviesa graves problemas financieros. La mayoría de los responsables de los medios de comunicación con los que hablo comparten estas preocupaciones. Reflexionando sobre este problema Martín Barron que entonces era el editor ejecutivo de The Washington Post dijo     «si tienes una sociedad en la que la gente no se puede poner de acuerdo, sobre cuáles son los hechos básicos. Cómo es posible que funcione una democracia?  Esta dinámica está minando la libertad de expresión porque las personas tienen miedo de hablar, debido a la forma en que serán atacadas, tanto en las redes sociales, como en los medios tradicionales, porque siempre hay distorsiones en marcha que lo único que buscan es derribar al que piensa diferente.

        Vemos que el miedo ha calado incluso entre personas muy capaces y poderosas y que ya no hay tanta disposición a hablar en público sobre asuntos importantes o a postularse para ocupar cargos de responsabilidades en la esfera política.    

Conozco a mucha gente brillante cuyas opiniones sería bueno escuchar en la esfera pública y mediática, pero tienen miedo de hablar abiertamente porque temen los ataques de los extremistas, que se opongan a sus postulados, encuentren eco en los medios y se vean amplificados con fines sensacionalistas. Muchos de mis amigos me dicen que estoy loco por hablar tan abiertamente sobre algunos temas controvertidos como los que trato en este libro porque dicen que es inevitable que algunas personas o grupos intentarán señalarme a través de los medios de comunicación. Creo que es probable que tengan razón, pero no dejaré que los riesgos me disuadan.

    +Decae el cumplimiento de las normas y se avanza hacia un enfrentamiento más crudo.      Si las causas por las que la gente se apasiona son más importantes para ellos que para el sistema mediante el que se regula la toma de decisiones, el orden interno está definitivamente en peligro, las normas y leyes funcionan solo cuando son claras y la mayoría de las personas acepta cumplirlas en un grado suficiente como para ceder cuando sea necesario y así asegurar que el sistema funcione bien.  Cuando no es así todo el aparato legal está en el aire. Si las partes que entran en competencia no se tratan entre sí de forma razonable y si intentan tomar decisiones de forma incívica, renunciando incluso a las posibles ganancias que podría dejar un enfrentamiento, todo apunta a que se desarrolla una suerte de guerra civil en la que podrán a prueba el poder relativo de las partes. En esta etapa ganar a toda costa se convierte en la máxima que persiguen unos y otros. Jugar sucio empieza a ser la norma. Al final de la etapa 5 la razón queda abandonada y aparcada en favor de la pasión. Cuando ganar se convierte en lo único que importa, las peleas no éticas se vuelven progresivamente más intensas y estos acontecimientos se refuerzan a sí mismos. Cuando unos y otros tienen causas por las que luchar, pero nadie puede ponerse de acuerdo en nada, el sistema está al borde de la guerra civil/revolución.

Esto puede ocurrir de dos maneras:

• Al final de la etapa 5 es común que los sistemas legales y policiales sean empleados como armas políticas por parte de quienes pueden controlarlos. En este punto también se forman sistemas policiales privados (por ejemplo matones que golpean a las personas y les quitan sus bienes, o guardaespaldas que protegen a las personas para que no les sucedan esas cosas). Ejemplo de ellos son la ala paramilitar del partido nazi que posteriormente se convirtió en fuerza oficial en cuanto se consolidó su llegada al gobierno. O los fascistas del Ku Klux Klan en Estados Unidos que crearon un grupo paramilitar. Estos desarrollos son bastante normales, por tanto, nos sirven como indicador del posible paso a la siguiente etapa.

•     Además cuando la etapa 5 llega a su fin se produce un número creciente de protestas que, además, se van tornando cada vez más violentas  Debido a que no siempre hay una línea clara que nos diga cuándo deja de ser aceptable una protesta y cuándo vamos camino a una revolución, a menudo los líderes que están en el poder luchan para contener o incluso reprimir las protestas que temen que puedan devenir en una rebelión contra el sistema.

Cuando el descontento generalizado estalla y los que están en el poder no logran contener el avance, la situación puede acabar explotando.     Los conflictos de la última parte de la etapa 5 se acumulan hasta formar un crescendo y desencadenan una lucha violenta que encarna la transición a lo que los historiadores denominan guerra civil, que sucede ya en la etapa 6 del Gran Ciclo.  Cuando como resultado de las diferencias que han aflorado la gente muere, estamos casi con certeza ante el punto previo a la siguiente y más violenta etapa, la de la guerra civil que se libra hasta que se determina claramente quiénes son los ganadores y quiénes son los perdedores.

Esto me lleva a plantear el siguiente principio     en caso de duda Este es el momento de salir, si uno no quiere sufrir todo lo que supone una guerra civil o cualquier otra forma de guerra la mejor reacción consiste en hacer las maletas mientras sea posible  por lo general todo esto ocurre al final de la etapa 5 y la historia ha demostrado que cuando las cosas van mal las puertas suelen cerrarse para evitar que las personas que desean irse lo hagan.

Lo mismo ocurre con las inversiones y el dinero, ya que durante esos momentos se introducen controles de capital y otras medidas excepcionales. El paso de la etapa 5 a la etapa 6 cuando hay malas condiciones financieras y los conflictos internos y externos son intensos se produce la guerra civil, cuando ya no funciona el sistema de resolución de desacuerdos. En otras palabras esto ocurre cuando el sistema se rompe sin posibilidad de reparación lo que abre las puertas a que las personas sean violentas entre sí. En este punto el liderazgo ha perdido el control.

Cuando uno está en la etapa 5, como es ahora en el caso de Estados Unidos la pregunta más importante que podemos hacernos es cuánto puede doblarse el sistema para evitar la ruptura? El sistema democrático que permite a la población hacer prácticamente todo lo que decida hacer, produce más capacidad de adaptación por qué es posible hacer cambios de liderazgo y es la propia comunidad la que asume por mayoría tales cambios. Bajo este sistema los cambios de régimen pueden ocurrir con mayor facilidad de manera pacífica, sin embargo el proceso democrático, de una persona un voto, tiene el inconveniente de que los líderes son seleccionados a través de procesos electorales que seleccionan a los aspirantes en concursos de popularidad librados ante personas que, en gran medida no hacen un estudio cauteloso de la capacidades que tienen los aspirantes, como haría cualquier organización que intente encontrar a la persona adecuada para desempeñar un trabajo tan importante. Además se ha demostrado que la democracia funciona peor en tiempos de mayor conflictividad.

    El mayor riesgo propio de las democracias es que conducen a una toma de decisiones tan fragmentada y antagónica que pueden ser ineficaces. Lo que genera malos resultados y lleva a revoluciones lideradas por autócratas populistas, que representan a segmentos de la población que desean tener un líder fuerte, capaz de tomar el control del caos y hacer que el país funcione bien, al menos para ellos.  También es digno de mención el hecho de que la historia ha demostrado que en tiempos de conflictividad las democracias federalistas pueden presentar conflictos entre sus territorios y el gobierno central.

    Para obtener los mejores resultados las diferentes etapas requieren diferentes tipos de liderazgo, la etapa 5 es el último paso previo a una guerra civil/revolución. Pero puede servir para frenar la deriva si el orden existente encuentra fórmulas de articular una coexistencia pacífica e idealmente próspera. Obviamente el camino de la paz y la prosperidad es el camino ideal pero no siempre es fácil de articular esta salida . De entrada es preciso la figura de un “pacificador fuerte” que se esfuerce por unir al país, lo que incluye involucrar en la toma de decisiones a otras facciones teóricamente rivales.     El otro tipo de liderazgo que puede generar esta circunstancia es el de “luchador fuerte” que encabeza al país durante el infierno de la guerra civil/revolución.


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