Principios para Enfrentarse a un Nuevo Orden Mundial

        Principios para enfrentarse al Nuevo Orden Mundial. Introduccion    

        Por qué fracasan y triunfan los países. Por Ray Dalio.    

Tiempo de Lectura: 18 minutos.

Ray Dalio (Nueva York 1949) es uno de los mejores y más importantes emprendedores de nuestra época. Destacado inversionista macroeconómico a nivel global durante casi 50 años. Es el fundador y director de inversiones de Bridgewater Associates, una firma de inversión líder en la industria financiera y el Hedge Found más grande del mundo.

Empezó a invertir cuando tenía apenas 12 años. La revisa Time lo ha incluido en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo y también ha aparecido en la lista de las 100 personas más ricas del mundo de Forbes.

Su anterior libro Principios (2018) fue traducido a 30 idiomas, alcanzó el número uno en Estados Unidos y se convirtió en un éxito de ventas en varios países.

Si quieres prepararte para el futuro conoce los ciclos históricos del pasado. Es la premisa de este nuevo libro.

        Los tiempos que vienen serán radicalmente diferentes a los que hemos vivido hasta ahora pero se parecerán mucho a otras épocas de la historia. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado el experto inversor Rey Dalio tras un titánico estudio de episodios análogos al presente en los últimos 500 años: los ciclos históricos siempre han sido muy similares entre ellos.    

Después de su betseller mundial Principios (ya reseñado en este Blog) Dalio vuelve con un nuevo libro en el que describe los ciclos que explican el auge y la caída de los grandes imperios como el holandés, el inglés y el estadounidense.     En nuestros días, aparentemente asistimos al declive de Estados Unidos y a el progresivo ascenso de China como potencia dominante. Si hacemos caso a estas “señales”, interpretadas bajo un análisis comparado con periodos históricos anteriores, estamos a las puertas del Alumbramiento de un Nuevo Orden Mundial.

En este libro encontraremos una panorámica global de las fuerzas que han impulsado históricamente el éxito de los países y su posterior decadencia. La historia se repite, sostiene Dalio en un “Gran Ciclo arquetípico”: todos los nuevos imperios han vivido una fase de liderazgo, crecimiento pacífico y prosperidad; una pérdida de competitividad y productividad, con una crisis fruto de una de sobreexpansión; y un período de declive, con pérdida de poder financiero, conflictos internos y guerras o revoluciones. Todas estas señales que podemos identificar también hoy, preludian la consagración de la nueva potencia mundial, reiniciándose de nuevo el “Gran Ciclo”.

    El descubrimiento de los patrones del cambio económico y social sirve a Dalio para brindarnos algunas valiosas pistas sobre cómo puede ser el futuro próximo.  “El Steve Jobs del mundo de la inversión”, cómo ha sido bautizado,     nos ofrece un mapa incomparable que nos permitirá anticipar el porvenir a partir del estudio del pasado.

        Introducción    

Lo que puedo ofrecerles en esta reseña de este libro es la versión compacta; es decir todo lo que está destacado en negrita en el libro, más sus aclaraciones para clarificar. Si deseas saber más, podrías comprar el libro y leer todo el texto. Cosa que me parece muy recomendable por la trascendencia de los conocimientos aquí vertidos. Sin embargo esta reseña será suficiente para entender las ideas principales. Hablaré en primera persona como lo hace Ray Dalio en el libro.

        Los tiempos que vienen serán radicalmente diferentes a lo que hemos experimentado hasta ahora en nuestra vida, pero se parecerán a muchas otras etapas de la historia.    

Hace unos años empecé a ser consciente de que muchos grandes desarrollos modernos que no habían sucedido antes en mi vida eran     en gran medida réplicas de procesos que ocurrieron numerosas veces en el pasado a lo largo de la historia.

Sabía que a menos que estudiara esos episodios análogos del ayer, lo que me llevó al estudio del auge y declive de los Imperios, al análisis de los siglos que siguieron, sus monedas de reserva y sus mercados, etcétera, no podría entender lo que realmente estaba sucediendo, ni lidiar con lo que vendría en el futuro. Así entendí que para desarrollar una comprensión de lo que está sucediendo ahora     y de lo que puede suceder en los próximos años, necesitaba estudiar la mecánica asociada a casos similares que han acontecido a lo largo de la historia. Por eso estudié el periodo 1445-1945, el auge y la caída de los imperios holandés y británico. Y el auge y declive de distintas dinastías chinas, etcétera .

Mientras estudiaba la historia vi que al igual que ocurre con los organismos, a menudo se desarrollan ciclos relativamente bien definidos que evolucionan a medida que pasamos de una generación a la siguiente.

    Sin embargo todos los Imperios y dinastías que he estudiado experimentaron un auge y un declive propios de lo que llamo el Gran Ciclo, porque existen señales y patrones muy claros que nos indican en qué punto estamos a lo largo de ese ciclo.  El Gran Ciclo está marcado por oscilaciones entre 1) periodos pacíficos y prósperos y de gran creatividad y productividad que elevan significativamente los estándares de vida y 2) periodos de depresión, revolución y guerra en los que se desata una lucha por el poder y la riqueza, y que puede desencadenar importantes procesos destructivos que afectan a nuestra economía, nuestra vida y otras cosas que apreciamos.

Lo más importante que quiero transmitir es que cuando los ciclos se alinean, las placas tectónicas de la historia cambian y la vida de todas las personas se ve alterada de manera significativa. Dicho en otras palabras la oscilación de un extremo al otro del ciclo es la norma, no la excepción. Salvo que uno haya estudiado los patrones de la historia a lo largo de muchas generaciones, los grandes periodos de auge y las situaciones de fuerte declive ocurren una vez en la vida y por tanto son muy sorprendentes.     Debido a que los cambios entre los picos y los valles tienden a estar muy alejados es probable que el futuro que nos vamos a encontrar sea muy diferente de lo que la mayoría de la gente espera.  Por ejemplo, mi padre y la mayoría de las personas de su generación vivieron la gran depresión y la segunda Guerra mundial de modo que no imaginaron el auge económico de la posguerra, porque esas circunstancias eran muy distintas de lo que habían experimentado.     Dadas sus experiencias, entiendo que no viesen procedente endeudarse o invertir sus ahorros en el mercado de valores, de modo que también es comprensible que no se beneficien del auge económico financiero de posguerra . De modo similar, entiendo qué décadas después, quienes solo experimentaron auges financiados por un aumento del endeudamiento y nunca experimentaron depresiones y guerras hayan insistido en seguir endeudándose pensando que la depresión o la guerra eran algo del pasado. Lo mismo ocurre con el dinero. Históricamente el dinero solía ser fuerte porque estaba vinculado al oro, así se mantuvo tras la segunda Guerra mundial hasta que los gobiernos optaron por una nueva forma de dinero blando, es decir fiduciario (billetes sin respaldo en metales como el oro o la plata) lo hicieron para acomodar mejor la deuda asumida en décadas anteriores. Como resultado, ahora la mayoría de la gente cree que puesto que los tipos de interés están lejos de cero no tiene sentido pedir dinero prestado y endeudarse más.     Sin embargo históricamente, los periodos de auge financiados con deuda, nos han conducido a depresiones y conflictos internos y externos.

Entender la historia de esta manera, también plantea preguntas cuyas respuestas nos brindan pistas valiosas sobre cómo será el futuro. Por ejemplo a lo largo de mi vida, el dólar ha sido siempre la moneda de reserva mundial, la política monetaria ha sido una herramienta relativamente eficaz para estimular las economías y la democracia y el capitalismo han sido ampliamente considerados como los sistemas políticos y económicos superiores.     Pero cualquiera que estudie la historia puede ver que ningún sistema de gobierno, ningún sistema económico, ninguna moneda y ningún Imperio duran para siempre. Sin embargo cuando un sistema colapsa casi todo el mundo se sorprende y se arruina.  Naturalmente me he preguntado cómo podemos saber si estamos camino de un proceso de depresión/revolución/guerra y he querido saber cómo deberíamos actuar si este fuese el caso. Debido a que mi responsabilidad profesional como inversor es preservar la riqueza independientemente del contexto y el entorno, necesito desarrollar una comprensión y una estrategia que haya funcionado a lo largo de la historia, aplicable incluso en tiempos de devastadoras turbulencias.     El propósito de este libro es transmitir lo que aprendí, enseñar lo que me ha resultado más útil y presentarlo al gran público para su consideración y análisis.

        Cómo Aprendí a Anticipar el Futuro Estudiando el Pasado    

Mi enfoque no es académico creado con fines de estudio o investigación, sino práctico, porque está pensado para hacer mejor mi trabajo diario. El juego del mercado requiere ser capaz de entender lo que es probable que suceda con las economías y además el reto no solo es hacer eso, sino hacerlo mejor que la competencia. Llevo aproximadamente 50 años observando de cerca el funcionamiento de la mayoría de las grandes economías y lo suficientemente bien que está sucediendo como para apostar por un futuro concreto. A partir de esa experiencia en los mercados he procurado encontrar principios que me permitan hacer las cosas bien y he aprendido que     la capacidad de cada uno para anticipar y lidiar bien con el futuro depende de la comprensión de las relaciones de causa/efecto que hacen que las cosas cambien. De igual modo la capacidad de cada uno, para comprender estas relaciones de causa/efecto proviene de estudiar cómo han cambiado en el pasado.

El 15 de agosto de 1971 un domingo por la noche, el Presidente Richard Nixon anunció que Estados Unidos incumpliría su promesa de permitir que los dólares fueran convertidos en oro. Mientras escuchaba a Nixon me di cuenta de que el dinero tal como lo conocíamos había dejado de existir. A medida que el dólar se desplomaba, el mercado de valores en lugar de caer, saltó alrededor de un 4%. Aquello me impactó mucho. Nunca antes había experimentado una devaluación de la moneda. En los días que siguieron indagué en la historia y vi que hubo muchos casos de devaluaciones monetarias que tuvieron efectos similares en los mercados de valores. Al estudiar el tema más a fondo descubrí por qué y aprendí algo valioso que me ayudó de forma frecuente en el futuro.     Fueron necesarias algunas sorpresas dolorosas hasta que me di cuenta de que necesitaba comprender los grandes movimientos económicos y de mercado que habían ocurrido en los siglos anteriores en los países más importantes.  A través de mi investigación he visto que hay muchos casos en que un mismo fenómeno (por ejemplo una depresión económica) precipitó los mismos acontecimientos. Es como el médico que trata a distintos pacientes que han sufrido la misma enfermedad y de ésta forma puede llegar a una compresión profunda de cómo opera cada dolencia.     Por eso me he esforzado por hacer un estudio pausado, cualitativo y cuantitativo de éstos ciclos históricos.  He hablado con expertos y leído libros y estudios y he analizado estadísticas y documentos junto con mi gran equipo de investigación.     De ese aprendizaje surgió una suerte de conceptualización de la secuencia arquetípica que nos dice cómo suelen ocurrir los aumentos y las disminuciones drásticas de la riqueza y el poder.  Ese arquetipo ayuda a ver mejor las relaciones de causa/efecto que impulsan los acontecimientos. A partir de esos modelos mentales,     he creado algoritmos computacionales que monitorean la existencia o no de las condiciones relativas a mis arquetipos, para que me alerten ante posibles hechos que inviten a tomar decisiones basadas en las enseñanzas del pasado. Este proceso me ayuda a refinar mi comprensión de las relaciones de causa/efecto hasta el punto de que puedo crear reglas para la toma de decisiones ; es decir principios para enfrentar distintas realidades; por ejemplo, “si ocurre X mi apuesta debe ser Y”. A continuación procuro observar cómo se desarrollan los acontecimientos reales en relación con esa plantilla y con mis expectativas. En Bridgewater Associates hacemos este análisis de forma minuciosa y continua y cuando vemos que los acontecimientos se desvían de lo que nos indican nuestras plantillas intentamos entender por qué y corregir o adaptar nuestras expectativas. Este proceso me ha ayudado a comprender las grandes dinámicas de causa/efecto que normalmente impulsan estas progresiones y también me han hecho adoptar una posición de mayor humildad, siempre necesaria a la hora de tomar decisiones de inversión. Por eso hago este estudio de forma continuada y seguiré haciéndolo hasta que me muera de modo que en realidad lo que estás leyendo es un trabajo que siempre está en proceso de mejora.

        Un Enfoque Que lo Impregna Todo    

    Los acontecimientos ya no vienen a mí y me atropellan, yo voy hacia ellos, estudiando sus patrones a través del tiempo para poder anticiparme.  Creo que la razón por la que con frecuencia las personas subestiman la posibilidad de que se den grandes acontecimientos como los que estudio en este libro, es que rara vez los han experimentado en sus vidas. Somos como hormigas preocupadas con nuestro trabajo cotidiano y nos falta una perspectiva más amplia de los patrones y ciclos generales, así como de las cosas importantes y las tendencias interrelacionadas que impulsan esos acontecimientos, del punto en que estamos en el Gran Ciclo y lo que puede pasar próximamente.     Desde esta perspectiva he llegado a creer que a lo largo de la historia solo ha habido un número muy limitado de tipos de personalidad que se han preocupado por estudiar estas cuestiones y se han planteado qué patrones históricos podrían repetirse en el presente y en el futuro.      Quienes hacen este esfuerzo entienden que a menudo lo que cambia es la ropa que visten los personajes, el idioma que hablan o la tecnología que emplean, pero no las dinámicas que son básicamente las mismas.

        Como Acabé Haciendo Este Tipo de Estudio    

Un tipo de estudio me llevó a otro hasta que al final cree este análisis más amplio. Más específicamente:

Estudiar a lo largo de la historia de los ciclos del dinero y el crédito me permitió captar un Ciclo de largo plazo propio de la Deuda y de los Mercados de Capitales que suele durar entre 50 y 100 años, lo que a su vez me ha llevado a ver lo que está sucediendo hoy en día en los mercados, con una perspectiva muy diferente. Por ejemplo, tras la crisis financiera de 2008 hemos visto que los tipos de interés tienden a cero y que los bancos centrales imprimen dinero y compran activos financieros para estabilizar los mercados.     Pues bien, tras haber estudiado lo que sucedió en la década de 1930, entendí que ya entonces las decisiones del banco Central hicieron subir los precios de los activos financieros, lo que a su vez amplió las brechas de riqueza y condujo a una era de populismo y de conflicto sociopolítico. Ahora tras la crisis de 2008 vemos que vuelven a entrar en juego las mismas fuerzas.

Al hacer estos estudios y al observar las cosas que estaban sucediendo a mi alrededor entendí que Estados Unidos está experimentando, después de las elecciones de Donald Trump, brechas cada vez más grandes en las condiciones económicas de las personas. Esta realidad no siempre resulta evidente si analizamos solamente los resultados económicos promedio, de modo que dividi la economía en quintiles, analizando la situación de las personas del 20% de mayor renta, del siguiente 20% y así sucesivamente hasta el 20% el de menor ingreso, esto dió pie a dos estudios que ilustran las radicales diferencias en las condiciones entre quienes tienen y quienes no tienen;     circunstancias que propician una mayor polarización social facilitando a su vez el auge del populismo.      Al mismo tiempo a lo largo de muchos años de negociaciones e investigaciones internacionales he sido testigo de los enormes cambios económicos y geopolíticos globales que se han venido produciendo, en especial en el caso de China. He viajado mucho a China desde hace 37 años y tengo la suerte de haberme familiarizado con el pensamiento de los principales responsables de su política económica.  Tener este contacto directo me ha ayudado a ver más de cerca el razonamiento que subyace bajo las acciones de sus dirigentes. Que de hecho han tenido como resultado importantes avances.     Es un hecho que estas personas y sus decisiones han llevado a China a convertirse en un competidor efectivo de Estados Unidos; tanto en la producción, como en el comercio, en la tecnología, en la geopolítica y en los mercados de capitales internacionales, por lo que la manera en que han logrado estos avances merece ser examinada y entendida sin sesgos.

Mi estudio más reciente en el que se basa este libro surgió de mis necesidades de comprender tres grandes corrientes que no había conocido antes a lo largo de mi vida y que me obligaron a hacerme muchas preguntas:

  1.      El ciclo de los mercados de deuda y capital a largo plazo.    En ningún momento de nuestra vida la tasa de interés ha sido tan baja o incluso negativas como en el momento en que me encargué de escribir éste texto. El valor del dinero y de los activos de deuda está siendo cuestionado por el actual panorama de la oferta y la demanda que existe de ellos.         En 2021 más de 16 billones de dólares de deuda estaban negociados a tasas de interés negativas. En los próximos años será necesario renegociar estas obligaciones y emitir una cantidad inusualmente grande de nueva deuda adicional para seguir financiando los deficits públicos.  

La moneda de reserva es una divisa que se acepta en todo el mundo como medio de intercambio para canalizar transacciones y ahorro. Hoy el país que imprime la principal moneda del mundo es Estados Unidos pero, como veremos en este libro a lo largo de la historia ese rol ha cambiado. Obviamente quien controla la principal divisa de reserva a escala institucional se encuentra en una posición muy poderosa, porque la deuda tiende a estar denominada en esa moneda (en la actualidad del dólar) cuyo funcionamiento es parecido al de un pilar que sostiene la construcción de los mercados de capitales y la economía global.     En el pasado todas las divisas que se han erigido en monedas internacionales de reserva han perdido ese estatus y a menudo esto ha producido desenlaces traumáticos para los países que perdieron ese poder especial. Por eso, también me he preguntado cuándo y por qué podría ocurrir que el dólar deje de ser la principal moneda de reserva mundial y en ese caso, qué divisa podría reemplazarlo y cómo ésto podría llegar a cambiar el mundo que conocemos.

2.             El ciclo de orden y desorden interno.     Las brechas en materia de riqueza, valores y política son hoy mayores que en cualquier otro momento de mi vida. Cuando las brechas de riqueza y valores son grandes y al mismo tiempo hay una recesión económica, es probable que surjan muchos conflictos sobre cómo dividir el pastel. Cómo interactuarán las personas y los responsables políticos cuando llegue la próxima recesión económica? Sabemos de las limitaciones que tienen los bancos centrales para recortar nuevamente los tipos de interés y sabemos que las herramientas tradicionales ya son ineficaces (imprimir dinero, comprar activos financieros mediante lo que hoy se llama flexibilización cuantitativa, etcétera).             Pero además sabemos que estas medidas también amplían la brecha de riqueza, porque la compra de activos financieros eleva sus precios, beneficiando a los ricos que obviamente tienen más activos financieros que los pobres. Qué supondrá esto en el futuro? 

     3.             El ciclo de orden (y desorden) externo .    Por primera vez desde que nací, Estados Unidos se encuentra con una verdadera potencia rival,(la unión soviética fue solo un rival militar, nunca un rival económico importante),       en cambio China se ha convertido en una potencia rival de Estados Unidos en todo tipo de ámbitos, además se está volviendo cada vez más fuerte a un ritmo cada vez más rápido. Si éstas tendencias continúan en el futuro China será más fuerte que Estados Unidos,      como un Imperio que se vuelve

dominante a base de superar al resto de las potencias. Incluso si esto no llega a suceder al menos cabe plantear que sin duda en los años venideros será un competidor digno.

Pues bien durante buena parte de mi vida he conocido ambos países de cerca y en la actualidad veo que el conflicto latente entre ambos está intensificándose con rapidez en especial en los campos del comercio, la tecnología, la geopolítica, el capital y las ideologías económicas, políticas y sociales. No puedo dejar de preguntarme     cómo pueden desencadenarse en los años venideros estos conflictos y los cambios en el orden mundial que resulten ellos, y cuando esto suceda, me preocupa saber qué efectos tendrán en todos nosotros.

Para obtener la perspectiva que necesitaba sobre esos factores y lo que sucede acarrear con frecuencia, estudié el auge y el declive de los principales Imperios y sus monedas durante los últimos 500 años, centrándome en los tres poderes más importantes:     el Imperio estadounidense preponderante en la actualidad, el Imperio británico que fue el más importante anteriormente y el Imperio holandés como ejemplo histórico de partida.  He estudiado otros países aunque menos importantes en lo financiero como Alemania, China, Francia, India, Japón y Rusia,     de esos seis le he dado la mayor atención a China y he estudiado su historia desde el año 600 porque 1) China ha sido una potencia muy importante a lo largo de la historia 2) China es muy importante en la actualidad y es probable que lo sea más aún en el futuro y 3) China proporciona muchos ejemplos internos de dinastías que vivieron dinámicas de auge y declive, lo que ayuda a comprender mejor los patrones y las fuerzas que impulsan estas dinámicas . De esta forma he entendido mejor cómo influyen distintos aspectos, sobre todo la tecnología, pero también los fenómenos naturales en el devenir de tales procesos. Al examinar todos estos ejemplos históricos tomados de todo tipo de Imperios y de distintos momentos históricos     pude ver que los grandes imperios duran aproximadamente de 150 a 250 años, dentro de esos periodos vemos cómo se desarrollan distintos ciclos políticos, económicos y de deuda que se extiende en cada uno por 50 o 100 años.  Al estudiar cómo funcionan tales procesos de forma individual pude ver cómo operan de manera arquetípica y entendí mejor qué sucede cuando los acontecimientos discurren de una u otra manera. Esto me ha resultado enormemente instructivo y mi meta es transmitir lo que he aprendido al Gran público.

Es posible que uno no vea estos ciclos cuando observa los acontecimientos demasiado de cerca o si se fijan datos promedio en lugar de estudiar, también tendencias más prolongadas. Casi todo el mundo habla de lo que está sucediendo ahora,     pero nadie se refiere a esos grandes ciclos que se desarrollan a lo largo de las décadas, a pesar de que es lo segundo lo que impulsa y marca el devenir de lo primero.

Esto me lleva a extraer el siguiente principio: si quieres comprender el panorama general no puedes centrarte solamente en los detalles. Estamos analizando ciclos megamacro y evaluando su evolución a lo largo de periodos muy prolongados. Para entender cómo funcionan a menudo hay que prescindir de los detalles. Por supuesto cuando los detalles son importantes intentaré pintar una imagen más precisa, pero en general mi tendencia será la de simplificación. No me preocupa ser impreciso en mis planteamientos generales si a cambio puedo transmitir en última instancia, el panorama general. Por ejemplo me he preguntado hasta qué punto debería preocuparme por las diferencias entre países, reinos, naciones, estados, tribus, imperios o dinastías, pues bien, aunque hoy en día pensamos principalmente en términos de países;     lo cierto es que tal como los conocemos los países no surgieron hasta el siglo XVII tras la guerra de los 30 años en Europa. Dicho en otras palabras hasta esta fecha no había países en el sentido moderno, sino territorios, reinos, estados, etcétera.  Por ejemplo el Imperio británico fue en esencia un reino, que luego se convirtió de manera gradual en un país aunque su expansión global hizo que sus líderes controlasen amplias áreas y pueblos no ingleses.     El imperio británico tendió a ocupar los países de su Imperio mientras que el Imperio americano ha controlado buena parte del mundo más a través de un sistema de incentivos y castigos, apoyándose en el poder subyacente que brindan sus bases militares, ubicadas en más de 70 países.  Aunque está claro que existe un Imperio americano, no está tan claro exactamente que hay dentro de él, de todos modos, lo que intento decir es que tratar de ser muy preciso en el análisis de la historia puede obstaculizar la compresión y transmisión de las ideas más importantes que se derivan de este análisis. Lo que pretendo en definitiva es explicar que los patrones atemporales y universales son mucho más frecuentes que las diferencias. Sería trágico dejar que las diferencias se interpongan en nuestro camino y nos impidan ver todas las similitudes que hay en última instancia que se derivan de las lecciones de la historia.

        Recordar lo que No Se, es mucho más Importante que Recordar lo que Se.    

Uno de los beneficios que se derivan de mis circunstancias personales y profesionales es que he podido hablar con los mejores académicos del mundo, con expertos que han estudiado la historia en profundidad, así como con personas que están o han estado en posiciones de responsabilidad y relevancia hasta el punto de que algunos “han hecho historia” durante su trayectoria profesional o personal.     Esto me ayuda a pensar como los mejores y aprender de los mejores, si bien no todos entienden de la misma forma las distintas piezas de éste rompecabezas tampoco puedo decir que ninguno tenga una comprensión holística que permita responder de manera adecuada todas mis preguntas. Lo bueno es que al hablar con todos ellos y vincular lo que aprendí de ellos, con las investigaciones que hice yo mismo, las piezas empiezan a encajar mejor.  Las herramientas que hemos creado en Bridgewater también han tenido un gran valor para realizar esta investigación. Puesto que el mundo es un lugar complicado y dar sentido al pasado es algo muy complejo, es preciso hilar muy fino. La tarea de procesar el presente, aprender del pasado y proyectar lo que puede ocurrir en el futuro requiere del trabajo de cientos de personas. Así como de una gran potencia tecnológica.     Hemos movilizado alrededor de 100 millones de series de datos que se han procesado a través de nuestros marcos lógicos para convertir sistemáticamente toda esa información en operaciones aplicables a todos los mercados en que operamos  (que son en esencia las economías más importantes del mundo). Seguro de que habrá quienes se pregunten por qué escribí este libro. En el pasado habría guardado silencio sobre todo lo que aprendí, sin embargo estoy en la fase de mi vida en la que maximizar ganancias en silencio ya no me parece tan importante como transmitir a los demás lo que he aprendido con la esperanza de que pueda ser útil.     Mi principal objetivo es compartir mi modelo de cómo funciona el mundo, una suerte de historia digerible de los últimos 500 años que puede explicar lo que está sucediendo hoy y ayudarnos a tomar mejores decisiones para que todos podamos tener un futuro mejor.


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