El Auge Chino desde 1949 hasta 2021

        El Auge Chino desde 1949 hasta 2021   

Tiempo de Lectura: 14 minutos.

        Aunque pareciera una simplificación excesiva dice Ray Dalio cree que podemos decir que la evolución de China desde 1949 hasta la actualidad se divide en tres fases:    

1.- la fase de Mao de 1949 a 1976.

2.- La etapa de gobierno de Deng y sus sucesores que abarca de 1978 a 2012, cuando Xi Jinping entró al poder.

3.- la época de Xi Jinping que empieza en 2012 y se extiende hasta la actualidad.

        Cada una de las fases anteriores empujó a China a lo largo del Gran marco de su desarrollo de largo plazo, propiciando mejoras a partir de logros anteriores. De manera resumida se puede decir que los acontecimientos se dieron del siguiente modo:    

    Desde 1949 hasta su muerte en 1976 Mao y sus ministros en especial Zhou Enlai consolidaron el poder y sententaron las bases de las nuevas instituciones, así como el sistema de gobernanza y las infraestructuras básicas de la nueva China. Mao gobernó como emperador comunista.  Aislada del resto del mundo China siguió un estricto sistema comunista en que el gobierno era dueño de todo y se aplicaban estrictos controles burocráticos. Inmediatamente después de la muerte de Mao y Zhou Enlai, se desató una lucha por el poder en 1976-1978 entre la banda de los cuatro y las facciones más reformistas. Los segundos salieron victoriosos en 1978 lo que condujo a la segunda fase.

    Hasta su fallecimiento en 1997, Deng y sus ministros dirigieron China directa o indirectamente. Durante esta fase China pasó a un modelo de liderazgo más plural, se abrió el mundo exterior, introdujo y desarrolló prácticas de mercado capitalistas y consolidó un sistema más fuerte en lo financiero y más poderoso en distintos ámbitos que no parecían una amenaza ni para Estados Unidos ni para otros países . Para financiar lo que entonces se consideraba una relación simbiótica Estados Unidos compraba bienes a China a precios atractivos, mientras China prestaba dinero a los estadounidenses y financiaba sus déficits. Después de la muerte de Deng en febrero de 1997, sus sucesores (Jiang Zemín y Hu Jintau) continuaron llevando al país en la misma dirección, por lo que la riqueza y el poder de China siguieron medrando de manera fundamentalmente sólida, que no parecían amenazante para Estados Unidos. En 2008 se introdujo una crisis financiera internacional que provocó mayores divisiones por la riqueza en Estados Unidos y otros países desarrollados además de un mayor resentimiento por el traslado de empleos industriales a China o un mayor crecimiento financiado con deuda en todos los países, incluida China.

Xi Jinping llegó al poder en 2012 con una China más rica y poderosa qué, sin embargo, se estaba endeudando demasiado, presentaba problemas de corrupción y cada vez mostraba un mayor desacuerdo con Estados Unidos. El nuevo sistema aceleró las reformas económicas, asumió el desafío de tratar de contener el crecimiento de la deuda, mientras reformaba agresivamente la economía, apoyó el desarrollo de nuevas tecnologías líderes y optó por una postura cada vez más influyente en la esfera global. También se tomaron medidas más proactivas para reducir las brechas existentes en materias de educación y desigualdad de ingresos, protección del medio ambiente o consolidación del control político. A medida que los factores determinantes del poder de China crecieron y los audaces objetivos por ejemplo La iniciativa de la Franja y la Ruta y el Plan Made in China 2025, se hicieron más evidentes las tensiones con Estados Unidos que fueron en aumento sobre todo después de que Donald Trump, un populista nacionalista que hizo campaña contra el traslado de empleos industriales de Estados Unidos a China, fuera elegido presidente del país norteamericano. La posición de China frente a Estados Unidos se convirtió en la propia de un poder que se fortalece con rapidez y desafía al imperio dominante.

        Deng se fortaleció en base a introducir reformas económicas y de propiciar un sistema aperturista que no supuso una amenaza para otros países (1978 a 2012)    

        Deng Xiaoping tenía 74 años. Sin duda era un hombre muy experimentado. Desde 1978 hasta su muerte en 1997, las políticas más importantes que impulsó al frente de China obedecieron el principio de Reforma y Apertura. Reforma significaba reformas de mercado empleando los mercados para asignar recursos de forma más eficiente e incentivar a las personas a producir más. Apertura cuyo significado es interactuar con el mundo exterior, con ánimo de aprender a mejorar y comerciar. El capitalismo se convirtió en parte del sistema comunista chino.    

En 1979 se establecieron relaciones diplomáticas plenas con Estados Unidos.

    Al comienzo de su mandato, Deng estableció un plan a 70 años para a) duplicar los ingresos y garantizar que la población tuviera suficiente alimento y ropa a finales de la década de 1980 b) multiplicar por 4 el PIB per cápita en torno a finales del siglo XX lo cual se alcanzó en 1995, 5 años antes de lo previsto, y c) elevar el PIB per cápita a la altura de los países desarrollados de nivel medio, en torno a 2050, cuando se celebrará el centenario de la Constitución de la República Popular China. Dejó claro que China lograría esos objetivos teniendo una economía de mercado socialista como a la que también se refirió como socialismo con características chinas . Ese cambio radical se hizo sin criticar directamente al marxismo-leninismo; de hecho, como expliqué anteriormente Deng no creía que los dos sistemas fueran opuestos. Además los veía a través de las gafas del materialismo dialéctico como opuestos que podían llegar a entenderse, en el camino al ideal definitivo que constituía el comunismo. Durante su mandato también favoreció el sistema de toma de decisiones y la estructura de gobierno,     de hecho cambió la dirección de los miembros permanentes del Politburo para que en vez de ser designados a dedo por el líder supremo pasaran a ser candidatos muy cualificados que ascendían a través de un sistema de consultas y negociaciones con los altos cargos más importantes del régimen. Institucionalizar su filosofía de gobierno dio forma a la nueva constitución China aprobada en 1982. Esta nueva constitución también introdujo una serie de cambios para facilitar la reformas económicas y la política de puertas abiertas que Deng quería implementar. Se fijaron limitaciones en la duración del mandato de las autoridades que ahora solo podían ostentar un cargo durante dos periodos de 5 años cada uno y a base de formalizar las nuevas políticas de liderazgo colectivo/centrismo democrático se desalentó la toma autocrática de decisiones.  La nueva constitución también amplió la Libertad en Campos como la religión, la opinión, la expresión y la información para alentar a los chinos a buscar la verdad a partir de los hechos.     Estas reformas permitieron la transición ordenada del poder hacia la próxima generación, de modo que dentro de los plazos fijados por los nuevos mandatos de un lustro de duración, el comité permanente del polítburo pasó primero a manos de Jian Zemin y después fue encabezado por Hu Jintao. En cada equipo el liderazgo siguió el camino básico fijado mediante el cual el objetivo principal era el de hacer a China más rica y poderosa, haciendo que su economía se viera impulsada por el capitalismo de mercado y favoreciendo el comercio con otros países para aprender de ellos .

Las demás potencias se sentían tranquilas e incluso ilusionadas por las interacciones que permitía el comercio con China, evitando recelos ante el progresivo auge del gigante asiático. Recuperar los territorios perdidos durante el Siglo de la Humillación era un reto muy importante para los Chinos que trabajaban para lograrlo en el más largo plazo.     En 1984 después de muchas negociaciones con Reino Unido, se acordó que en 1997 Hong Kong volvería a la soberanía China bajo el enfoque de un país dos sistemas. Luego en 1969 China llegó a un acuerdo con Portugal para consolidar el regreso de Macao a la soberanía China que se materializó en 1999.

Si bien la apertura creó una gran oportunidad y un desarrollo casi natural, lo cierto es que los chinos aprovecharon al máximo el proceso y lograron resultados que fueron más allá de las expectativas más altas. Y lo hicieron tomando como referencia a las reformas de Deng y apoyándose esencialmente en influencias culturales propias de China.     El objetivo del que más escuché hablar en aquellos primeros años del proceso de reforma era el de “romper el cuenco de arroz de hierro”  con lo que aludían al gobierno al objetivo de dejar de proporcionar un empleo garantizado bajo un sistema desmotivador y reemplazar los subsidios por un nuevo sistema de incentivos basado en la compensación salarial.     La globalización también ayudó mucho, porque el mundo quería incluir a China dentro de su sistema de lazos económicos, comerciales y financieros.

Deng aprendió con entusiasmo durante el proceso y ánimo a sus altos cargos a visitar el resto del mundo y aprender de los sus mejores prácticas como él mismo había hecho. Confiaba en Lee Kuan Yew, líder de Singapur y también se dejaba asesorar por otros dirigentes asiáticos. Recuerdo una cena con el ministro de comercio en la que me relataron con minuciosidad el sistema de operaciones del aeropuerto de Singapur. Conocían hasta el tiempo que tenían que esperar un pasajero para recoger sus maletas.     Observando las mejores prácticas y tomando a países como Singapur como ejemplo: China quería emular lo que funcionaba mejor.

Muchos años después, tuve la oportunidad de recibir junto con algunos otros invitados a Lee Kuan Yew en mi casa. Le pedimos que compartiera sus pensamientos sobre los líderes del presente y del pasado. Estábamos ansiosos por conocer su perspectiva, por qué él había conocido a la mayoría de ellos, durante los últimos 50 años. De hecho él mismo es uno de los grandes dirigentes políticos del siglo XX.     Pues bien, sin apenas dudarlo dijo que Deng era el líder más grande de la centuria. Por qué? Para Lee Kuan Yew el sucesor de Mao demostró ser inteligente, sabio y de mente abierta, pero sobre todo extremadamente práctico, de modo que no era una sorpresa que su gestión arrojase grandes resultados para su país (y sus más de mil millones de habitantes).

Si bien dimitió formalmente del comité permanente del Politburo en 1987, siguió siendo el líder de facto durante una década,     de modo que el país continúo abriéndose y abrazando un modelo más capitalista a una velocidad vertiginosa.

Durante la década siguiente la economía continuó su fuerte crecimiento y las relaciones con occidente avanzaron más que nunca.     Se puede decir que la globalización, que ayudó enormemente a China cogió mucha fuerza en 1995 con la formación de la Organización Mundial de Comercio (OMC).  Aquello abrió dos décadas de apertura comercial que terminaron efectivamente con la elección de Donald Trump en 2016. Cuando China se unió a la (OMC) en 2001 su peso en el comercio mundial se disparó. Ese año Estados Unidos tuvo comercio con China,y con el 80% de los países miembros de la (OMC). Hoy, para alrededor del 70% de esos países China es el socio comerciales más grande que Estados Unidos.     Durante ese periodo de globalización se desarrolló una relación simbiótica entre China y Estados Unidos, en la que los chinos fabricaban bienes de consumo de forma extremadamente rentable y también prestaban financiación a Estados Unidos. Un trato increíble porque para los estadounidenses fue algo así como un compre ahora, pague después. Los chinos lo aceptaron porque acumularon sus ahorros en la moneda mundial de reserva.  Me pareció extraño que los chinos cuya renta media era 40% menor que la de los estadounidenses, fueran quienes prestaban dinero a los estadounidenses, ya que por lo general son los ricos quienes están en esa posición y son los pobres los que piden crédito. Esto fue un reflejo impactante de lo mucho que están dispuestos a endeudarse los estadounidenses para financiar un consumo excesivo. También dejó claro lo mucho que los chinos valoran el ahorro. Además, puso de manifiesto que cuando los países emergentes quieren ahorrar en la moneda de reserva del Imperio líder pueden acabar favoreciendo el sobre endeudamiento de esa potencia de referencia.

En 1992 la crisis que vivía China llegó a un punto crítico. Se trataba de problemas económicos y de deuda que se derivaban de los préstamos concedidos por los cinco principales bancos estatales a las principales empresas públicas, que eran conglomerados grandes, ineficientes y nada rentables. Pero tenían una garantía implícita del gobierno central. Zhu Rongui un audaz reformista que estaba en la cúspide del Partido Comunista Chino encabezó los esfuerzos para reestructurar la economía y lograr que fuera más eficiente. Este proceso fue extremadamente controvertido y perjudicó a muchas personas que se habían beneficiado del viejo sistema, por lo que hicieron falta mucho coraje y mucha inteligencia, además del apoyo de la cúpula política. Se emularon las mejores prácticas de otros países por ejemplo: el uso de “bancos malos” capaces de absorber y liquidar las deudas incobrables de los bancos y merced a los buenos resultados conseguidos en 1998, Zhu se convirtió en primer ministro.     Fue así como se continuaron aplicando reformas modernizadoras y la economía China siguió ganando en eficiencia Zhu se retiró en 2003 pero muchos de sus colaboradores se encuentran ahora entre los principales responsables de la política económica China.

    Deng murió el 19 de febrero de 1997 tras haber transformado China de manera radical. Cuando llegó al poder, el 90% de la población vivía bajo el umbral de la pobreza extrema, mientras que en el momento de su muerte, ese porcentaje se había reducido a menos de la mitad. Según los datos más recientes, hoy en día ese indicador se sitúa por debajo del 1%. Desde el inicio de las reformas, en 1978 hasta la muerte de Deng en 1997, la economía China creció a una tasa promedio del 10% anual, sextuplicando su tamaño mientras que la inflación media rodeó el 8%.  Sus reservas crecieron de 4,000 millones a casi 150,000 millones (en dólares actuales y ajustados a la inflación, las reservas crecieron a más de 250,000 millones de dólares). Las reservas existentes habían cubierto el 60% de las importaciones anuales en 1978 mientras que la cifra de 1998 equivaldría al 125% de las compras en otros mercados (y suponía el 80% del coste de devolución de la deuda externa).

    Los sucesores de Deng (Jiang Zemin y Hu Jintao) y sus equipos continuaron con las reformas y los avances, y enfrentaron algunos altibajos (más que los más de los que enfrentó su antecesor). En 1997 se produjo la crisis financiera asiática. Con Zhu Rongji al mando, China realizó una profunda reestructuración empresarial y de sus deudas, que incluyó la venta de empresas públicas no rentables, el repunte de las exportaciones y de las reservas de divisas, la represión de las prácticas corruptas y la profundización y la mejora de los mercados. Esos y otros cambios, fueron pasos evolutivos muy importantes.  Nos cuenta Ray Dalio que se sintió muy afortunado de estar íntimamente involucrado con el desarrollo de algunos de esos cambios, cómo por ejemplo la reestructuración de la deuda o la venta de activos públicos. En aquel momento, esos hechos parecían más importantes que hoy en día, cuando los vemos con el retrovisor, pero en cualquier caso fueron logros muy importantes. En ese empeño fui testigo de casos de corrupción y comportamientos inapropiados, de modo que pude conocer de primera mano la pugna entre el bien y el mal que se libraba entre bambalinas, en el marco del proceso de reforma.

Como es habitual en los periodos de paz y de prosperidad de posguerra, cuando la potencia líder no se ve amenazada, los países emergentes pueden aprender mucho del imperio de referencia y entablar relaciones simbióticas,     pero cuando la potencia emergente se vuelve lo suficientemente poderosa como para amenazar a la potencia líder, la dinámica cambia.  En cualquier caso ese aprendizaje y esos procesos de intercambio generaron ventajas mutuas que se mantienen en lo comercial y en lo financiero, hasta que el equilibrio empieza a quebrarse y surgen desventajas.

        En el período de 1978-2008, en el que se produce un rápido crecimiento, el mundo todavía se encontraba en la fase de paz y prosperidad del Gran Ciclo, y la globalización y capitalismo propiciaban el cultivo de intercambios libres sin pensar en nacionalidades y, de hecho, rechazando el nacionalismo e invocando que el camino a un mundo mejor pasa por la igualdad de oportunidades globales y la defensa del capitalismo. Al mismo tiempo, Deng Xiaoping hizo oscilar El péndulo Chino, pasando de las políticas comunistas que funcionaban muy mal a las políticas de capitalismo de mercado de Estado, con el nuevo sistema de «puertas abiertas» que funcionó magníficamente. Esto ayudó a China a aprender mucho, a traer capital extranjero y convertirse en una gran potencia exportadora además de una potencia ahorradora.    

A medida que los chinos se volvieron más capaces, empezaron a vender al mundo bienes económicos más avanzados, lo que contribuyó a acelerar su proceso de enriquecimiento. Otros países emergentes hicieron lo propio, de modo que el mundo vivió una clara expansión de la riqueza.     A medida que los países más pobres crecieron con más fuerza y los países más ricos pasaron a avanzar a tasas más lentas, las brechas existentes entre los países más ricos y los más pobres se redujeron progresivamente. La marea alta hizo que todos los barcos subiesen, en especial el barco de las élites bien diversificadas en la economía global. China se convirtió en una potencia casi comparable a Estados Unidos y ambos países han creado la mayor parte de la nueva riqueza y de las nuevas tecnologías del mundo de hoy.  Europa, de donde son originarias las principales potencias mundiales desde siglo XV al siglo XX, se debilitó en términos relativos, mientras que Japón y Rusia se convirtieron en potencias de segunda fila. Todos los demás países son hoy de importancia periférica. Si bien economias emergentes como India mejoraron sus condiciones, ninguna ha alcanzado el estatus de potencia emergente a escala mundial.

        Surgen los conflictos entre Estados Unidos y China y se desencadena el fin de la globalización (2008-2012)    

    Cómo es clásico, los periodos de prosperidad financiados por el crecimiento de la deuda generan burbujas de deuda y propician grandes brechas de riqueza . En Estados Unidos la burbuja estalló en 2008 (como había ocurrido en 1929) y la economía mundial se contrajo de modo que los estadounidenses de clase media y los ciudadanos de otros países se vieron perjudicados. Las tasas de interés se redujeron al 0% (como también pasó en 1931) pero esa flexibilización no fue suficiente, por lo que los bancos centrales imprimieron mucho dinero y compraron activos financieros de forma intensa a partir de 2008 (como ocurrió en 1934) de modo que los precios aumentaron en la mayoría de los países a partir de 2009. Esto benefició a los ricos o mejor dicho a las personas que tenían activos financieros frente al resto, de modo que las brechas de riqueza crecieron aún más (como en el periodo de 1933-1938).     Entre las personas que no vivieron ese auge había muchas que estaban ocupadas en industrias cuyos trabajos fueron trasladados a China o sustituidos en suelo estadounidense por mano de obra extranjera, de modo que empezó a desarrollarse un levantamiento contra las élites que sí se estaban beneficiando de la globalización. Como suele ocurrir cuando los malos tiempos económicos coinciden con las grandes brechas en materia de riqueza, el populismo y el nacionalismo van a más, en todo el mundo (como también pasó en la década de 1930). Es entonces cuando para las potencias líderes la amenaza que representan las potencias emergentes se vuelve más evidente. La era de paz, prosperidad y globalización experimentó así el inicio de su declive, dando paso a una nueva etapa de conflictos entre ricos y pobres, dentro de los países y entre la potencia en ascenso (China) y la potencia dominante (Estados Unidos) en el plano internacional.

Los chinos tenían una gran cantidad de deudas denominada en dólares, en especial deudas mediadas por agencias gubernamentales como Fannie Mac y Freddie Mac. Durante mucho tiempo, el gobierno de Estados Unidos no fue claro ante los tenedores chinos de esas deudas, rehusando a decir si las respaldarían o “rescatarían” en caso de que la situación se volviese crítica. Ray Dalio tuvo conversaciones con los principales tenedores chinos de ese tipo de deuda, al igual que David McCormick que ahora es director ejecutivo de Bridgewater y en ese momento era el subsecretario del tesoro de Estados Unidos para asuntos internacionales, o Hank Paulson que entonces era secretario del tesoro de Estados Unidos. A todos los impresionó la consideración y el grado de cooperación, con el que los chinos abordaron el dilema que había causado la crisis financiera de Estados Unidos. En ese momento se mostraron tranquilos, empáticos y cooperativos.

En noviembre de 2008 los líderes de los países del G20 se reunieron en Washington y acordaron estimular conjuntamente sus economías mediante el despliegue de políticas fiscales y monetarias más agresivas. Esto requirió un aumento sustancial de la deuda pública que se financió haciendo que los bancos centrales crearan más dinero y crédito.     Como resultado de esas políticas entre 2009 y 2012 el aumento de la deuda en China fue significativamente más rápido que el crecimiento económico.


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