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No podemos solucionar un problema como el cambio climático sin analizar con sinceridad todo lo que tenemos que hacer y los obstáculos que debemos superar. Así que desde la confianza en que encontraremos las soluciones, incluida la manera de llevar a cabo una transición rápida para abandonar los combustibles fósiles, echemos un vistazo a los principales escollos a los que nos enfrentaremos.
Las realidades más evidentes, omnipresentes e importantes suelen ser las más difíciles de ver y sobre las que más cuesta hablar.
Lo mismo ocurre con los combustibles fósiles. Su presencia está tan generalizada qué cuesta darse cuenta de todas las maneras en que afectan en nuestra vida junto con otras fuentes de gases de efecto invernadero. Creo que puede ser útil comenzar por los objetos de uso cotidiano y continuar a partir de ahí.
Te has lavado los dientes esta mañana? El cepillo seguramente contiene plástico, un derivado del petróleo, es un combustible fósil.
Si haz desayunado las gramíneas en las que proceden tus tostadas y tus cereales se cultivaron con fertilizante cuya fabricación emite gases de efecto invernadero. Las cosecho un tractor hecho de acero que se elabora con combustibles fósiles mediante un proceso que libera carbono y qué funciona con gasolina sí. Si te has comido una hamburguesa para almorzar cómo hago yo mismo de vez en cuando, la cría de vacuno contribuye a los emisiones de gases de efecto invernadero, las vacas se tiran eructos y gases de metano al igual que el cultivo y la cosecha de trigo de qué se compone el pan.
Si te has vestido es posible que tu ropa contenga algodón que también se fertiliza y se cosecha o poliéster producto a partir del etileno otro derivado del petróleo. Si has utilizado papel higiénico esto implica más árboles talados y más emisiones de carbono.
Si vives en un edificio de varios pisos seguramente está rodeado de cemento. Si vives en la casa de madera está fue cortada y trabajada con máquinas con motor de gasolina hechas a su vez de acero y plástico. Si tu hogar u oficina cuentan con calefacción o aire acondicionado no solo gasta una cantidad considerable de energía sino que el refrigerante del acondicionador de aire puede ser un potente gas de efecto invernadero. Si te encuentras sentado en una silla de metal o plástico esto representa más emisiones.
En cuanto a la movilidad si te has desplazado en tren, este circulaba en rieles de acero y a través de túneles de cemento, material que se fabrica con combustibles fósiles a través de un proceso que desprende carbono como subproducto. El auto o autobús en el que has viajado está hecho de acero y plástico. Lo mismo sucede con la bicicleta en la que te montaste el fin de semana. Las carreteras por las que has conducido contienen cemento y asfalto, un derivado más del petróleo.
Además prácticamente todos esos objetos desde el cepillo de dientes hasta los materiales de construcción, se transportaron desde algún sitio en camiones, aviones, trenes y barcos todos construidos a base de combustibles fósiles e impulsados por ellos.
En otras palabras,los combustibles fósiles están por todas partes. Pensemos en el petróleo, por ejemplo: el mundo consume más de 15,000 millones de litros al día. Cuando un producto cualquiera se utiliza en esas cantidades no es posible prescindir de él de la noche a la mañana.
Además hay una buena razón para la omnipresencia de los combustibles fósiles, son muy baratos, el petróleo es más barato que un refresco, dicen. La primera vez yo no me lo creía pero es cierto, hagamos números: un barril de petróleo contiene casi 159 litros a un precio promedio de $2,750 pesos por barril $18 pesos por litro por la invasión Rusa de Ukrania en 2022 y en 2020 de $728 por barril o $4.85 por litro de petróleo y por otro lado en Costco se pudieron comprar 8 litros de refresco por $114 lo que equivale a 14.25 pesos por litro.
Nota: estos son datos de 2020, actualmente en abril de 2022 con invasión Rusa en Ukrania los precios del petróleo y sus derivados de han incrementado hasta un 166%. (De 42 dólares por barril a 1125). Lo que empuja más hacia la transición eléctrica y al uso de energías más baratas, y de paso más limpias como la solar o la eólica.
Incluso teniendo en cuenta las fluctuaciones en el precio del petróleo la conclusión viene a ser la misma, todos los días personas de todo el mundo dependen de más de 15,000 millones de litros de un producto que cuesta menos que la Coca Cola light.
No es casualidad que los combustibles fósiles tengan un precio tan bajo. Son abundantes y fáciles de transportar. Hemos creado grandes multinacionales dedicadas a realizar perforaciones, a procesarlos y transportarlos, así cómo desarrollar innovaciones que mantienen los precios bajos. Dichos precios no reflejan los daños que ocasionan, las maneras en que su extracción y quema contribuyen al cambio climático, la contaminación y la degradación medioambiental.
Sí aprovechamos las fuentes limpias y renovables con las que ya contamos y al mismo tiempo llevamos a cabo avances en materia de energía neutra en carbono descubriremos el modo de reducir las emisiones netas pero la clave reside en conseguir que las soluciones limpias sean tan baratas o casi tan baratas como la tecnología actual, sin embargo debemos darnos prisa porque:
No se trata solo en los países ricos. En casi todo el mundo la gente vive más años y de forma más saludable. La calidad de vida está mejorando. Hay una demanda creciente de coches, carreteras, edificios, frigoríficos, ordenadores, aires acondicionados y la energía necesaria para que todo funcione. Como consecuencia la cantidad de energía consumida por persona aumentará y lo mismo ocurrirá con la cantidad de gases de infecto invernadero emitida por persona.
Sin embargo no es solo que cada persona consumirá más energía; la población mundial también aumentará. Se calcula que alcanzará los 10,000 millones hacia finales del siglo. Además gran parte de ese incremento se está produciendo en ciudades con una mayor intensidad de emisiones. La velocidad del proceso de urbanización es sobrecogedora: el parque edificado del mundo, una medida basada tanto en el número de edificios con su tamaño, se duplicará antes de 2060. Esto equivale a construir una ciudad como Nueva York cada mes durante 40 años y se debe principalmente al crecimiento de los países en desarrollo como China, India y Nigeria.
Supone una buena noticia para todos aquellos cuya calidad de vida mejora, pero una mala noticia para el clima en que vivimos todos. Recordemos que casi 40% de las emisiones del mundo las produce el 16% más rico de la población (y eso sin contar las que derivan de la elaboración de productos que se fabrican en otros lugares pero se consumen en países desarrollados). Qué sucederá a medida que más gente acceda al estilo de nivel de vida del 16% más rico?. La demanda de energía mundial se incrementará en un 50% antes de 2050 y si la tendencia no cambia, las emisiones de carbono aumentarán en la misma medida. Incluso si por arte de magia los países desarrollados alcanzar a la meta de ser hoy mismo, el resto del mundo seguiría emitiendo cada vez más.
No podemos esperar que los pobres continúen siéndolo solo porque los países ricos vertieron demasiados gases de efecto invernadero en la atmósfera, y, aunque quisiéramos no habría manera de obligarlos. En lugar de eso debemos lograr que las personas de bajos ingresos suban por la escalera sin empeorar el cambio climático. Tenemos que llegar al cero generando más energía que en la actualidad pero sin añadir carbono a la atmósfera, lo antes posible.
Durante gran parte de la historia de la humanidad, nuestras principales fuentes de energía en sido nuestros propios músculos, los animales que realizaban tareas cómo tirar del arado y las plantas que quemabamos. Los combustibles fósiles no representaban ni la mitad del consumo energético mundial hasta finales de la década de 1890. En China su uso no se generalizó hasta la década de 1960. Hay zonas en Asia y en África subsahariana dónde está transición aún no se ha producido.
Pensemos ahora en cuánto le tomó al petróleo en volverse fundamental para la producción de energía. Empezó a explotarse comercialmente en la década de 1860. Medio siglo después representaba solo el 10% de la producción energética. Tardo 30 años más en llegar al 25%.
El gas natural siguió una trayectoria parecida. En 1900 representaba el 1% de la energía del mundo. Tardó 70 años en alcanzar el 20%. La fisión nuclear, más rápida, paso del 0 al 10% en 27 años.
En resumen las transiciones energéticas llevan mucho tiempo.
El problema no radica únicamente en el origen de los combustibles. También se tarda mucho en adoptar nuevos tipos de vehículos. El motor de combustión interna se introdujo en la década de 1880. Cuánto tiempo tuvo que transcurrir para que la mitad de las familias urbanas dispusiera de coche?. Entre 30 y 40 años en Estados Unidos y entre 70 y 80 años en Europa.
En Estados Unidos se utiliza más gas natural y menos carbón para generar electricidad porque las nuevas técnicas de perforación lo abarantaron mucho. Era una cuestión económica no medioambiental. De hecho, que el gas natural sea mejor o peor que el carbón depende de cómo se calculan los equivalentes de dióxido de carbono. Algunos científicos sostienen que el gas puede potenciar el cambio climático incluso más que el carbón, en función de la cantidad que se filtre durante su procesamiento.
A la larga usaríamos cada vez más las renovables de forma espontánea pero por sí solo este crecimiento se producirá con demasiada lentitud y como veremos en el capítulo 4, si no va acompañado de la innovación no bastará para llevarnos hasta la meta del cero. Tenemos que forzar la marcha para llevar a cabo una transición anormalmente rápida. Esto introduce un grado de complejidad tanto en las políticas públicas como en la tecnología al que nunca hemos tenido que enfrentarnos.
La sociedad demuestra escasa tolerancia a los riesgos en el sector energético, lo cual resulta comprensible. Exigimos un suministro de electricidad fiable; cada vez que el cliente pulse el interruptor más vale que se encienda la luz. Además nos preocupan los desastres. De hecho las inquietudes sobre la seguridad han puesto fin a la construcción de centrales nucleares en Estados Unidos. Desde los accidentes de Three Mile Island y Chernóbil, Estados Unidos solo ha iniciado la edificación de dos centrales nucleares, a pesar de que mueren más personas cada año a causa de la contaminación por carbón de las que han muerto en todas las catástrofes nucleares juntas.
Existe una motivación fuerte y comprensible para aferrarnos a lo que conocemos, incluso si nos está matando.
Lo que debemos hacer es cambiar las motivaciones para poder construir un sistema energético con todas las características deseables como la fiabilidad y la seguridad y ninguna de las indeseables que sería la dependencia de los combustibles fósiles. Pero no será fácil porque…
Nuestras leyes y normativas han quedado obsoletas las políticas, desde las normas fiscales hasta las medioambientales, causan un impacto enorme en el comportamiento tanto de la gente como de las empresas. No alcanzaremos la meta del cero a menos que implantemos políticas adecuadas y estamos muy lejos de ello. En el caso particular de Estados Unidos, aunque es aplicable a otros muchos países.
El problema estriba en qué muchas leyes y normas medioambientales no están diseñadas para combatir el cambio climático.
Parece ser que es posible conseguirlo, pero no será fácil. Para empezar resulta mucho más sencillo introducir ajustes a una ley existente que formular una nueva legislación trascendental. Lleva mucho tiempo desarrollar una política nueva, calibrar la reacción pública, navegar por el sistema judicial, si surgen escollos legales y finalmente implementarla.
Todavía algunos alegan por ejemplo si el cambio climático está ocurriendo, pero no vale la pena gastar mucho para intentar detenerlo o adaptarnos a él. En lugar de eso deberíamos conceder probidad a otros factores que influyen más en el bienestar de las personas como la salud y la educación.
Este es mi respuesta: si no nos aproximamos a cero con rapidez pasarán cosas malas (seguramente muchas) mientras la mayoría de nosotros aún estemos vivos y cosas catastróficas en el lapso de una generación. Si no catalogamos el cambio climático como una amenaza para la existencia de la humanidad, las condiciones de vida de la mayoría se deterioraran, y los pobres se empobreceran aún más. Ira a peor hasta que dejemos de liberar gases efecto invernadero a la atmósfera, por lo que merece figurar entre las máximas prioridades como la salud o la educación. Contamos con los medios que necesitamos pero ni por asomo con todos…
Existe otro obstáculo para alcanzar un consenso sobre el clima, la consabida complejidad de la cooperación internacional. Cuesta conseguir que todos los países del mundo se pongan de acuerdo en algo, sobre todo cuando esto les acarrea costos adicionales, como los que implicará frenar las emisiones de carbono. No hay un solo país dispuesto a pagar por reducir sus emisiones a menos que los demás lo hagan a su vez. El acuerdo de París por el que más de 190 países se comprometieron a limitar sus emisiones a largo plazo fue un logro extraordinario, no porque los compromisos en si presentan una espectacular descenso de las emisiones anuales de 3,000 millones y 6,000 millones de toneladas para el año 2030, lo cual es menos del 12% de las emisiones actuales, si no porqué fue un punto de partida que demostró que la cooperación internacional es posible.
Con la llegada de Joe Biden a la Presidencia de Estados Unidos se recuperó el interés de los Estados Unidos por alcanzar pactos internacionales y demostró que resulta tan difícil salirse cómo alcanzarlos.
En resumen tenemos por delante una tarea titánica que no hemos acometido antes y debemos realizarla con mucha mayor rapidez que otros procesos parecidos que hemos llevado a cabo. Para ello necesitaremos multitud de avances en ciencia y en ingeniería. Tenemos que construir un consenso que no existe e instalar políticas públicas para impulsar la transición que de otro modo jamás se produciría. Necesitamos que el sistema energético prescinde de todo aquello que no queremos y conserve todo lo que nos interesa. En otras palabras que cambien por completo y a la vez permanezca igual.
Pero no desesperes podemos conseguirlo. Circulan numerosas ideas de cómo lograrlo algunas más prometedoras qué otras. En el siguiente capítulo explicaré como intento distinguirlas.
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