Comentarios a el libro de Yubal Noa Harari
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Parte III El Homo Sapiens pierde el control.
Introducción
En esta parte Yubal Harari cuestiona la libertad y al libre albedrío como si no existieran, esto debido a la carga genética de cada persona y a los procesos bioquímicos que nos controlan.
La Bomba de Tiempo en el Labortorio
En el 2016 el mundo está dominado por el paquete liberal del individualismo, los derechos humanos, la democracia y el mercado libre en donde se valora más la libertad que la igualdad y al individuo más que a lo colectivo.
Es nuestro libre albedrío lo que infunde sentido al universo y puesto que ningun desconocido puede saber cómo nos sentimos de verdad o predecir con seguridad nuestras decisiones, no debemos confiar en un Gran Hermano que se ocupe de nuestros intereses y deseos.
Atribuir libre albedrío a los humanos es y pretende ser la descripción del mundo actual.
A lo largo del siglo XX en la que los neurocientificos fueron abriendo la caja negra del cerebro del Sapiens fueron descubriendo que no había alma, ni libre albedrío, ni un Yo, sino neuronas, genes y hormonas que obedecen las mismas leyes de la física y la química que rigen al resto de la realidad.
Ahora las actitudes y acciones humanas pueden ser descritas no como actos de libre albedrío sino como procesos producto del modelado de la constitución genética del individuo y a veces con mutaciones genéticas aleatorias.
Cuando una Neurona descarga una señal eléctrica, puede ser el resultado de un estímulo externo o el resultado de un proceso aleatorio, ninguna de esas dos opciones deja margen al libre albedrío. Las decisiones que se alcanzan a travez de una reacción en cadena de sucesos bioquímicos, cada uno de ellos resultado de un proceso previo, no son ciertamente libres, son simplemente fruto del azar y eso no equivale a libertad.
La palabra sagrada libertad al igual que alma resulta ser un término vacílate y no aporta ningún significado entendible. El libre albedrío solo existe en los relatos imaginarios que los humanos hemos inventado, estamos dominánados por procesos bioquímicos. No se trata de una discusión de hipótesis o especulación filosófica, hoy podemos predecir, usando escáneres cerebrales, los deseos y decisiones de una persona antes de que ella sea consciente de ellos. Yo no elijo mis deseos, solo siento emociones y actuo en consecuencia.
Dudar del libre albedrío en estos términos tiene implicaciones prácticas, si los organismos carecen de libre albedrío implica que podemos manipular e incluso controlar los deseos mediante el uso de drogas, ingeniería genética y estimulación directa del cerebro.
Un ejemplo esto son las roboratas de laboratorio que tienen conectados electrodos al cerebro implantados por científicos en las áreas de recompensa, de tal forma que los deseos de la rata no son otra cosa que un patrón de neuronas que dispara para que una rata actúe de una forma u otra.
Experimentos indican que los humanos también pueden ser manipulados y que es posible crear o eliminar sentimientos complejos tales como la ira, el temor y la depresión mediante estimulación de puntos adecuados del cerebro humano.
Las voces que se repitan en nuestros monólogos internos o prejuicios son eco de la herencia personal o genética, todas juntas crean un relato invisible que modelan nuestras decisiones que a veces no comprendemos.
Qué ocurriría si pudiéramos reescribir nuestros motivos internos o incluso silenciarlos completamente de cuando en cuando.
Los estimuladores tecnológicos en 2016 todavía se hayan en la infancia y no está claro cuándo serán una tecnológia madura pero cuando se logre ¿cómo repercutirá en la sociedad y en los seres humanos? En ese momento se podrán manipular circuitos electrónicos para conseguir objetivos específicos como estudiar o trabajar de una manera más eficiente y el supuesto libre albedrío se convertirá en un producto que podamos comprar y lograr objetivos de esa forma.
¿Quien soy Yo?
Para la mayoría mirar dentro de su interior más profundo, la aparente unidad que damos por sentada se disuelve en una cacofonía de voces a veces en conflicto, ninguna de las cuales es mi Yo verdadero. Los individuos no son individuos sino, dividíos. Los dos hemisferios del cerebro tienen especialidades funcionales, diferentes uno emocional y el otro pragmático y cognitivo . Por ejemplo el hemisferio izquierdo tiene una función más importante en la comunicación verbal y acumula el razonamiento lógico, mientras que el hemisferio derecho es más dominante en el procesamiento espacial.
El hemisferio izquierdo también es la cede de un intérprete interno que trata de dar sentido a nuestra vida, utilizando pistas parciales con el fin de idear narrarciones plausibles, siempre atareado narrando historias del pasado y haciendo planes a futuro, en donde las evaluaciones de un evento se hacen en función a su experiencia en el pico de la parte culminante descartando la duración y evaluando la parte final de la experiencia, como la más importante a recordar. Esto lo saben los pediatras y veterinarios que tienen frascos de premios para repartir después de una experiencia dolorosa, esto hace que el recuerdo sea menos traumático, y de menor ansiedad y dolor.
Cuando dicen Yo, se refieren al relato que hay en su cabeza, no al torrente de experiencias que viven. Nos identificáramos con el sistema interno que recoge al alocado caos qué da la vida y lo transforma en cuentos de apariencia lógica y consciente y no importa que el argumento de esté lleno de mentiras y lagunas.
¿Qué pasa con los relatos que teje nuestro yo interno y nos causan gran daño o lo causan a quienes nos rodean? Seguramente muchos de ellos se deberán a errores del pasado por lo que el Yo debería inventar algún giro en el guión que infunda sentido a esos errores.
Vemos pues que el yo es un relato imaginario. Como los dioses, las narraciones y el dinero. Cada uno de nosotros tiene un sofisticado sistema que se deshace de la mayoría de nuestras experiencias y conserva unas bien escogídas, que mezcla con películas que hemos visto, novelas que hemos leído, discursos que hemos escuchado y ensoñaciones propias, con todo ese revoltijo teje un relato en apariencia coherente sobre quién soy Yo, de donde vengo y a dónde voy. Dicho relato dice a quien amar, a quien odiar y qué hacer conmigo.
Las ciencias biológicas socavan el liberalismo y el concepto de libre albedrío, que lo toman como un solo cuento ficticio, y postulan que solo somos algoritmos bioquímicos, disparados por estímulos externos o eventos aleatorios en nuestro interior
En el inicio del tercer milenio el liberalismo esta amenazado no sólo por la idea de que no existen individuos libres sino más bien por tecnologías concretas. Estamos a punto de enfrentarnos a un aluvión de herramientas y instrumentos tecnológicos que modificarán la actuación humana. ¿Podrán la democracia, el Mercado libre y los derechos humanos sobrevivir a esta auvion?
Mi Conclusión
Pareceria que la biología cerebral, en el siglo XXI gobernara a la humanidad al momento en que se sabe más y más sobre las reacciones bioquímicas del cerebro que coexistieron con la convergencia de múltiples tecnologías exponenciales, como la inteligencia artificial y la robótica industrial, para cambiar la faz de la tierra hacia lugares no definidos aun claramente.
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