Lección 3.11 Guerra nunca subestimes la estupidez humana


Comentarios al libro 21 lecciones para el siglo XXI de Yubal Noah Harari

Parte 8 de 14

Tiempo de lectura: 10 minutos

La guerra de Vietnam

   

Introducción   

Aunque los retos no tienen precedentes y los desacuerdos son enormes en el siglo XXI a la humanidad le puede ir bien si mantenemos nuestros temores bajo control y somos un poco más humildes respecto a nuestras opiniones.

        Las últimas décadas han sido los más pacíficas de la historia de la humanidad, mientras que en las primeras sociedades agrícolas la violencia humana causaba hasta el 15% de todas las muertes, en el siglo XX causó el 5% y en la actualidad es responsable de tan sólo del 1%.    

Desde que la crisis financiera global de 2008 la situación internacional se ha deteriorado muy deprisa, y el belicismo vuelve a estar de moda con un gasto militar que aumentó sobremanera.

Tanto los ciudadanos de a pie como los expertos temen que del mismo modo que en el 1914 el asesinato de un archiduque austríaco provocó la Primera Guerra Mundial en 2020, algún incidente en el desierto sirio o algún movimiento imprudente en la península de Corea pueda prender la mecha de un conflicto global. Dadas las tensiones crecientes en el mundo y la personalidad de los líderes en Washington, Corea del Norte, Rusia y China y otros lugares más, desde luego no faltan motivos para preocuparse.     Pero hay varias diferencias clave entre 1914 y 2020 en particular la guerra de 1914 tuvo un gran atractivo para las élites de todo el mundo porque disponían de muchos ejemplos concretos de cómo las guerras exitosas contribuian a la prosperidad económica y al poder político, en cambio en 2020 Las guerras exitosas parecen ser una especie en peligro de extinción.

Desde la época de los asirios a los qin de China, los grandes imperios solían crearse mediante la conquista violenta. También en 1914 las principales potencias debían sus condiciones a guerras coronadas con éxito, por ejemplo Japón Imperial se convirtió en una potencia regional debido a sus victorias sobre China y Rusia Alemania se convirtió en el mandamás de Europa Después de sus triunfos sobre Austria-Hungría y Francia y Gran Bretaña creó el mayor y más próspero del mundo mediante una serie de guerras reducidas y gloriosas por todo el planeta, así en 1882 Gran Bretaña invadió y ocupó Egipto y apenas perdió 57 soldados en la decisiva batalla del Tel el Menor mientras que hoy en día la ocupación de un país musulmán es la esencia de las pesadillas occidentales, los británicos encontraron poca resistencia armada y durante más de seis décadas controlaron el Valle del Nilo y el decisivo canal de Suez.

        Incluso Estados Unidos debió su condición de Gran potencia a la acción militar y no sólo a las empresas económicas, en 1846 invadió México y conquistó California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México partes de Colorado, Kansas, Wyoming y Oklahoma y la anexión previa de Texas, por Estados Unidos murieron unos 13,000 soldados norteamericanos en una guerra que añadió 2.3 millones de kilómetros cuadrados a Estados Unidos, (más territorio que Francia, Gran Bretaña Alemania, España e Italia juntos) fue la ganga del milenio.    

La mayor victoria de los últimos tiempos en el siglo XX; Estados Unidos frente a la Unión Soviética sin ninguna confrontación militar importante terminaron la Guerra Fría en 1989. Luego Estados Unidos se abrió fugazmente a la gloria militar chapada a la antigua en la primera Guerra del golfo. Pero esto sólo logró malgastar billones de dólares en humillantes fracasos militares en Irak y Afganistán. China la potencia en auge de principios del siglo XXI ha evitado todos los conflictos armados desde su fracasada invasión de Vietnam en 1979 y debe su ascenso a factores estrictamente económicos. En esto emulado a los imperios japonés, alemán e italiano de la era posterior a 1945, en todos estos casos la prosperidad económica y la influencia geopolítica se consiguieron sin disparar un solo tiro.

        A pesar del coraje militar y la retórica militarista de los políticos de Israel, Israel sabe que hay muy poco que ganar con la guerra. Al igual que Estados Unidos China, Alemania, Japón e Irán parecen comprender que en el siglo XXI la estrategia de mayor éxito es sentarse a esperar y dejar que otros luchen por uno.    

        La perspectiva del Kremlin    

Hasta ahora la única invasión exitosa que ha llevado a cabo una potencia importante en El siglo XXI ha sido la conquista rusa de crimea, en febrero de 2014. Fuerzas Rusas invadieron la vecina Ucrania y ocuparon la península de crimea que luego quedó anexionada a Rusia, sin apenas luchar, Rusia consiguió un territorio vital desde el punto de vista estratégico, logro atemorizar a los vecinos y volvió a establecerse como potencia mundial.     Sin embargo la conquista se debió a un conjunto extraordinario de circunstancias y el ejército ucraniano y le población local no opusieron mucha resistencia a los rusos, mientras que otras potencias se abstuvieron de intervenir directamente en la crisis, tales circunstancias serán difíciles de reproducir en otros lugares del mundo.

Analizando el éxito de la política militar rusa vemos que lo único que logró fue animosidad y desconfianza entre sus vecinos y como empresa económica fue un fracaso. Para darse cuenta de las limitaciones de la política rusa sólo hay que compararlas con el inmenso progreso económico de la pacífica China en los últimos 20 años con el estancamiento de la victoriosa Rusia en el mismo periodo, a pesar del discurso triunfalista de Moscú,     las élites Rusas son probablemente muy consciente de los costes y los beneficios reales de sus aventuras militares, razón por la cual hasta ahora ha tenido mucho cuidado en no incrementarlas.

Rusia ha estado comportándose como el abusón de un patio de colegio que elige al niño más débil y actua sin peguarle mucho, No sea que el maestro intervenga. Si Putin hubiera hecho sus guerras con el espíritu de Stalin, Pedro el grande o Gengis Kahn Entonces haría ya mucho que los tanques rusos habieran dirigido rápidamente a Varsovia o Berlín. Pero Putin no es ni Stalin, ni Gengis Kahan y parece seber mejor que nadie que en El siglo XXI el poder militar no puede ir muy lejos y que enzarzarse en una guerra victoriosa significa enzarzarse en una guerra limitada.

Sin embargo estaría bien recordar que la Rusia de Putin es mucho más débil que la Unión de Repúblicas Soviéticas de Stalin a menos que se le unan países como China no puede tener sostener una nueva guerra fría, por no hablar de una guerra mundial total pues ya tiene una población de 150 millones de personas y un producto interno de 4 billones de dólares. Tanto en población como producción queda muy por debajo de Estados Unidos que tiene 325 millones de personas y 19 trillones de dólares de producto interno bruto y el de la Unión Europea que son 500 millones de personas y 21 trillones de dólares de producto interno bruto,     en total Estados Unidos y la Unión Europea tienen 5 veces más población que Rusia y 10 veces más dólares.

    En la actualidad la tecnología de la información y la biotecnología son más importantes que la industria pesada,  Rusia no sobresale en ninguna de estas aunque tiene unas capacidades de ciberguerra impresionantes carece del sector civil de las tecnologías de información y su economía se basa de manera unánime en los recursos naturales,en particular petróleo y gas esto puede ser bastante beneficioso para enriquecer a unos pocos oligarcas y mantener a Putin en el poder pero no es suficiente para mantener en una carrera armamentística digital y biotecnológica.

    Y lo que es más importante es que la Rusia de Putin carece de una ideología universal; durante la Guerra fría la unión soviética se basaba en el atractivo global del comunismo,  tanto como por el alcance global del ejército rojo. el Putinismo en cambio tiene poco que ofrecer a cubanos, venezolanos, vietnamitas e intelectuales franceses. Aunque tiene la intención de dividir a la OTAN y a la Unión Europea, no parece probable que esté decidida a embarcarse en una campaña global de conquista física, cabe esperar con cierta justificación que las incursiones Rusas en Georgia y Ucrania Oriental siguen siendo ejemplos aislados más que heraldos de una nueva era de guerra.

        El arte perdido de ganar las guerras    

Los romanos prosperaron vendiendo a Griegos y a Galos cautivos y los norteamericanos del siglo IXX medraron ocupando las minas de oro de California y los ranchos ganaderos de Texas pero en El siglo XXI de este modo sólo pueden obtenerse beneficios limitados. Hoy en día los principales atractivos económicos consisten en el conocimiento técnico e institucional más que en los trigales, las minas de oró o incluso los campos petrolíferos y el conocimiento No se conquista mediante la guerra, una organización como estado islámico puede medrar aún saqueando ciudades y pozos petrolíferos, en Oriente próximo se apoderaron de más de 500 millones de dólares de los bancos y en 2015 consiguieron otros 500 con la venta de petróleo. Pero para una gran potencia como China o Estados Unidos son insignificantes.

Es verdad que empresas como Apple, Facebook y Google valen miles de millones de dólares pero estas fortunas no se pueden conseguir por la fuerza, no hay minas de silicio en silicon Valley.

La ciberguerra hace que las cosas sean todavía más dificiles para los imperialistas en potencia, en los buenos y viejos tiempos de la reina Victoria y de la ametralladora maxim el ejército británico podría matar a sus enemigos en algún desierto lejano sin que peligrar la paz en Manchester o en Birmingham incluso en los días de George Bush, Estados Unidos podría sembrar el caos en Bagdad y Faluya mientras que los iraquíes no tenía manera de contraracar en San Francisco o Chicago.

    Pero si ahora Estados Unidos ataca un país con capacidades para la ciberguerra incluso moderada la contienda podría trasladarse a California o Illinois en cuestión de minutos,  programas malignos y bombas lógicas podría interrumpir el tráfico aéreo en Dallas, hacer que chocaron trenes en Filadelfia y provocar la caída de la red eléctrica en Michigan.

        El desfile de la locura    

Por desgracia aunque Las guerras sigan siendo un negocio improductivo en el siglo XXI esto no nos da una garantía absoluta de paz, jamás debemos subestimar la estupidez humana tanto en el plano personal, como en el colectivo, los humanos son propensos a dedicarse a actividades autodestructivas.

Una de las cosas sorprendentes después de la segunda Guerra Mundial fue que tras la contienda las potencias derrotadas prosperaron como nunca lo había hecho, 20 años después de la aniquilación completa de sus ejércitos y el hundimiento absoluto de los imperios alemanes italianos y japoneses observan niveles de riqueza sin precedentes.

    La estupidez humana es una de las fuerzas más importantes de la historia, pero a veces tendemos a pasarlas por alto, políticos, generales y estudiosos ven al mundo como una gran partida de ajedrez  en la que cada movimiento obedece a meticulosos cálculos racionales, eso es correcto hasta cierto punto. Pocos dirigentes en la historia han estado locos en el sentido estricto del término y se han puesto a sus órdenes los peones y caballos aleatoriamente, todos ellos tenían razones para cada caso. El problema es que el mundo es mucho más complejo que un tablero de ajedrez y la racionalidad humana no está a la altura del desafío de entenderlo realmente. Por lo que incluso líderes racionales terminen con frecuencia haciendo cosas muy estúpidas.

    Un remedio potencial para la estupidez humana es una dosis de humildad,  las tensiones nacionales, religiosas y culturales empeoran por el sentimiento grandioso de que mi religión y cultura son las más importantes del mundo, de y que mis intereses están por encima de los intereses de cualquier otro o de la humanidad en su conjunto.     Cómo podemos hacer que las naciones, las religiones y las culturas sean un poco más realistas y modestas respecto a su verdadero lugar en el mundo?.

        Conclusiónes    

Las últimas décadas han sido las más pacíficas en la historia de la humanidad, mientras que en las sociedades agrícolas en dónde la tenencia de la tierra era lo importante la violencia causaba el 15% de todas las muertes. En el siglo XX la era de la industrialización la violencia marcaba al 5% de la población, en lo que va del siglo XXI solo el 1%.

Aunque pueden existir probabilidades de guerra debido a las personalidades de los líderes de Washington, Moscú, Pekín y Piong Yang, los incentivos para hacer la guerra cada vez son menores para las élites nacionales que no encuentran el beneficio directo. Por ejemplo los millonarios gastos de Estados Unidos en Irak y los gastos de Turquía y Rusia en Siria, no les ha traído beneficio tangible.

La mayor anexión de tierra de la historia se logró con la guerra de Estados Unidos a México que le permitió anexarse a Estados Unidos los actuales Estados de California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México, Texas, Colorado, Kansas y Oklahoma, la ganga del siglo XIX.

Sin embargo la mayor guerra ganada fue la de derrotar al comunismo sin un solo disparo en 1989. Ni de arma de fuego ni de misil balístico.

Pareciera que Rusia tendría interés en resurgir como potencia, pero por sus condiciones actuales no podría por si sola aventurarse en una guerra, porque hoy representan 150 millones de habitantes con 4.0 trillones anuales de producto interno bruto, mientas que la Unión Europea y Estados Unidos representan una población de 825 habitantes y una economía de 40 trillones de producto interno bruto. Lo que es 10 veces más dólares y 5.5 veces más población.

Por si lado China representa 1,400 millones de habitantes y 21 trillones de producto interno bruto y representaría una amenaza verdadera por su nuevo podería militar, sin embargo han actuado en forma prudente ante las amenazas constantes de Donald Trump.

Ahora los países para la ciberguerra pueden tener !ucga fuerza aunque representen a una nación pequeña en población y economía, ya que podrían interrumpir el tráfico aéreo en importantes aeropuertos, hacer que la red ferroviaria falle o que las redes eléctricas de suministro dejen de funcionar.

Creo que las guerras del futuro, si existen serán ciberguerras que se resolverán en horas o unos cuantos días, hagamos votos para que esto no suceda…


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