Sapiens de animales a dioses parte 7 de 9


Comentarios al libro de Yubal Noa Harari

Tiempo de lectura: 7:00 minutos

Introducción

Hasta la revolución científica no había una clara correlación entre el poder y la felicidad. Los campesinos medievales podían haber sido efectivamente más desdichados que sus antepasados recolectores, pero en los últimos siglos los humanos han aprendido a utilizar más sensatamente sus capacidades. Los triunfos de la medicina moderna no son más que un ejemplo. Otros logros sin precedente incluye la fuerte caída de la violencia, la práctica desaparición de las guerras internacionales y la casi erradicación de las hambrunas a gran escala.

He aquí la gran llamada de atención que nos hace Yubal, ¿Puede ser que resulte que de esta breve edad dorada del último medio siglo, se hayan sembrado las semillas de una futura catástrofe?

A lo largo de las últimas décadas se ha alterado el equilibrio ecológico de nuestro planeta de tantas formas que parece que tendrá consecuencias nefastas. Hay muchas pruebas que indican que estamos destruyendo los cimientos de la prosperidad humana en una orgia de consumo temerario.

Finalmente podemos felicitarnos de los logros sin precedente de los Sapiens modernos únicamente si ignoramos por completo la suerte de los demás animales, y parecería que la agricultura y ganadería industrial moderna son el mayor crimen de la historia contra los animales domesticados.

Cuando se evalúa la felicidad global es un error solo contar la felicidad de las clases altas, de los europeos o de los hombre, o quizá lo sea considerar solo la de los humanos.

Medir la felicidad

Hasta ahora se ha comentado sobre la felicidad como si fuera un producto de factores materiales como la salud, la dieta y la riqueza. ¿Si las personas son más ricas, entonces pueden ser más felices? ¿Es esto realmente tan obvio? Filósofos, sacerdotes y poetas han meditado durante milenios sobre la naturaleza de la felicidad y muchos han llegado a la conclusión de que los factores éticos, sociales y espirituales tienen un impacto tan grande en nuestra felicidad como las condiciones materiales.

¿Aún el las sociedades opulentas de la actualidad las personas padecen mucho debido a la enajenación, es decir no se sienten miembros de una comunidad imaginada cercana a ellas, y sienten gran vacuidad en la vida? Y quizá nuestros antepasados menos prósperos encontraban gran satisfacción en la comunidad, la religión y los lazos con la naturaleza

En décadas recientes psicólogos y biólogos han aceptado el reto de estudiar científicamente aquello que hace que un individuo sea feliz. ¿Es el dinero, la familia, la genética o quizá la virtud?

La definición generalmente aceptada de felicidad es que es un bienestar subjetivo y según esta concepción es algo que siento en mi interior , una sensación o un placer inmediato o bien la satisfacción a largo plazo con la manera que se desarrolla la vida. Si es algo que se siente dentro ¿Cómo puede medirse desde fuera? ¿Preguntándole a las personas que nos digan cómo se sienten? De modo que los psicólogos y los biólogos que quieren evaluar lo felices que se siente un individuo proporcionan cuestionarios y después puntean los resultados.

Por lo general un cuestionario subjetivo de bienestar pide a los entrevistados que indiquen de una escala de 0 a 10 afirmaciones como «me gusta como soy», «siento que la vida es gratificante», «soy optimista con respecto al futuro»? Y «la vida es buena». A continuación el investigador suma todas las respuestas y calcula el nivel general subjetivo del entrevistado.

Dichos cuestionarios se correlacionaran con ciertos factores objetivos de felicidad. Un estudio puede comparar a 1,000 personas que ganan $100,000 dólares con 1,000 personas que ganan $50,000 dólares anuales. Si el estudio descubre al evaluar, que el primer grupo tiene un nivel de 8.7 y el segundo un nivel de 7.3 el investigador puede concluir que existe una correlación positiva entre la riqueza y el bienestar subjetivo para decir llanamente: el dinero da felicidad. Puede utilizarse el mismo método para investigar si la gente vive en democracia es más feliz que las que viven en dictadura, si los casados son más felices que los solteros, los divorciados y los viudos.

Esto les proporciona un fundamento para los historiadores que puedan estudiar la riquza, la libertad política y las tasas de divorcio en el pasado. Si la gente es más feliz en la democracia y los casados más felices que los divorciados. Un historiador tiene la base para argumentar que el proceso de democratización ha contribuido a la felicidad humana, mientras que las crecientes tasas de divorcio indican la tendencia en sentido contrario.

Esta manera de pensar no es perfecta, pero antes de indicar las lagunas, vale la pena considerar estos hallazgos. Una conclusión interesante es que el dinero produce felicidad. Pero sólo hasta cierto punto y pasado ese punto carece de importancia. Para la gente situada en la base de la escala, más dinero significa mayor felicidad.

Otro resultado interesante es que la enfermedad reduce la felicidad a corto plazo, pero solo es causa de aflicción si la salud de la persona se deteriora constantemente y si la enfermedad provoca dolor progresivo y debilitante. Las personas a las que se les diagnostica enfermedades crónicas , como la diabetes suelen deprimirse durante algún tiempo, pero si la enfermedad no empeora, se adaptan a la nueva situación y valoran su felicidad tan alta como la gente sana.

La familia y la comunidad parece en tener más impacto que el dinero y la salud, las familias con familias fuertes que viven en comunidades bien trabadas y que apoyan a sus miembros son significativamente más felices que las personas con familias disfuncionales y que no han encontrado una comunidad de la cual formar parte.

El matrimonio es particularmente importante. Diversos estudios han demostrado que existe una correlación muy estrecha entre buenos matrimonios y un elevado bienestar subjetivo y entre malos matrimonios y la desdicha. Esto se mantiene con independencia de las condiciones económicas e incluso físicas.

Sin embargo, el hallazgo más importante es que la felicidad no depende realmente de las condiciones subjetivas, ni de la riqueza, la salud e incluso la comunidad. Depende más bien de la correlación entre condiciones objetivas como las descritas y las expectativas subjetivas. Si uno quiere un carro de bueyes y obtiene un carro de bueyes, pues estará contento. Pero si quiere un Ferrari y obtiene un Fiat de segunda mano lo asimiló como una pérdida. Cuando las cosas empeoran, las expectativas se reducen y en consecuencia una enfermedad grave nos puede dejar tan felices como lo éramos antes de caer enfermos.

Podríamos decir que no necesitamos un montón de psicólogos y biólogos para descubrir esto. Profetas, filósofos y poetas se dieron cuenta hace miles de años que es más importante estar satisfecho con lo que se tiene,que obtener más de lo que se desea: De todos modos es interesante ver cómo una serie de datos numéricos y gráficas llegaron a la misma conclusión que a la que llegaron los antiguos.

Pero si el lector es un adolescente podría sentirse muy incómodo. Incluso si los demás chicos de la escuela son más feos que el adolescente se compara con las estrellas de cine , atletas y súper modelos que vemos constantemente en la televisión, en instagram, Facebook o en las carteleras gigantes.

Si esto es así incluso la inmortalidad podría producir descontento. Supongamos que la ciencia da curas a todas las enfermedades, terapias efectivas contra el envejecimiento y tratamientos regenerativos que mantengan a la gente indefinidamente joven. Con cada probabilidad, el resultado inmediato sería una epidemia sin precedentes de ira y ansiedad.

Los que fueran incapaces de permitirse los nuevos tratamientos milagrosos, o sea la inmensa mayoría, estarían fuera de sí de rabia. A lo largo de la historia los pobres y los oprimidos se han confortado de que al menos la muerte es justa y que los ricos y poderosos también mueren, en ese caso se les haría muy difícil aceptar que los ricos permanecerán bellos y jóvenes para siempre.

La pequeña minoría capaz de permitirse los nuevos tratamientos estaría eufórica aunque es probable que la gente supuestamente inmortal no quisiera permitirse el riesgo de perder a un cónyuge, un hijo o un amigo íntimos también eso también sería insoportable.

Conclusiones

Para mí este es un capítulo muy importante porque recoge las ideas sobre la felicidad de alguien que me parece un autor genial como lo es Yubal Noa Harari. Nos da su definición de felicidad como un sentimiento de bienestar subjetivo, en donde la comunidad, la familia, el matrimonio, los factores éticos y espirituales influyen fuertemente y superan a los factores materiales como el la profesión, el dinero y aún a la salud. Finalmente otro enfoque que es el de evaluar si se están cumpliendo nuestras espectativas, para cada una de esas áreas… ¿Te podrías evaluar tu mismo?


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.